La industria agroalimentaria -al igual que la farmacéutica-
no solo ha conseguido avalar "científicamente" la presunta seguridad
de muchos productos cuya inocuidad y beneficios son manifiestamente discutibles
sino incluso bloquear o desprestigiar las informaciones que ponen en entredicho
sus aseveraciones. Llegando incluso a hacer creer a la sociedad que son
auténticos guardianes de la salud. Y para ello han copiado los mismos
argumentos y métodos que la industria farmacéutica. De hecho controlan
sociedades, fundaciones y organismos científicos y médicos que elaboran
informes, estudios, libros y videos a la medida de sus intereses. Incluso han
colocado a personas de su confianza en puestos claves de las administraciones
públicas nacionales e internacionales y establecido "convenios de
colaboración" con entidades y medios de comunicación influyentes que
difundan masivamente sus consignas.
El naturismo, el veganismo, el vegetarianismo, el higienismo
y el crudivorismo son algunos de los movimientos sociales que llevan décadas
advirtiendo de la importancia que para la salud tiene -hoy más que nunca- una
alimentación sana, adecuada y equilibrada basada en productos ecológicos libres
de pesticidas y aditivos tóxicos. Hasta la Organización
Mundial de la Salud (OMS)
–que no se caracteriza por su independencia de las grandes industrias- ha
tenido que reconocer públicamente que muchos de los actuales productos
alimentarios industrialmente procesados son peligrosos, especialmente los que
llevan demasiada azúcar, sal y grasas animales saturadas y "trans"
asumiendo que son agentes causantes de sobrepeso, obesidad y diabetes así como
de problemas digestivos, renales, hepáticos, pancreáticos, cardiovasculares,
óseos y neurológicos, entre otras disfunciones.
Los datos son tan alarmantes como inevitable esta pregunta:
¿cómo es posible que los responsables de velar por la salud pública no tomen
medidas? ¿Por qué no reaccionan?
Pues la respuesta es tan simple como lamentable: porque las
instituciones científicas y políticas no responden ante el ciudadano sino ante
la industria, no velan por el interés público sino por los intereses de las
grandes empresas de agroalimentación considerada el primer sector industrial en
España.
¿Y cómo es posible? Pues porque estas empresas, copiando la
estrategia desarrollada en su día por la industria farmacéutica, ha creado una
compleja de red de influencias que abarca todos los ámbitos relacionados con la
nutrición y la alimentación cuyo principal objetivo es ocultar al público los
potenciales peligros y consecuencias negativas de muchos de sus productos.
Y lo hacen repitiendo de forma machacona dos consignas: que
es una industria comprometida con la salud de la población y que no existen
alimentos "malos" sino solo una forma errónea de alimentarse decidida
libremente por cada cual que es lo que lleva a estar sano o enfermo.
Aseveración que apoyan patrocinando y subvencionando toda clase de actos
públicos, campañas "informativas", investigaciones, centros de
estudio, cátedras, revistas y un sinfín de iniciativas más.
QUIEN CONTROLA LAS POLÍTICAS DE ALIMENTACIÓN
En el ámbito empresarial:
-La Sociedad
Cooperativa General Agropecuaria (ACOR) y AB Azucarera.
Las empresas
McDonald’s, Kellogg’s, Danone, Hero, Unilever, Bimbo, Campofrío, Pescanova,
Telepizza, el Pozo, Calvo, Pascual, Coca-Cola, PepsiCo, Schweppes, Nestlé,
Bimbo, Chupa Chups, Delaviuda, Ferrero, Gullón, La Casa, Móndeles y Panrico.
En la industria:
-La Asociación
General de Fabricantes de Azúcar de España (AGFAE).
-La Asociación
Española del Dulce (PRODULCE).
-La Federación de
Industrias de Alimentación y Bebida (FIAB).
-La Asociación
Multisectorial de Empresas de Alimentos y Bebidas (AME).
-La Asociación
Nacional de Fabricantes de Bebidas Refrescantes Analcohólicas (ANFABRA).
En el ámbito científico:
-El Instituto de
Estudios del Azúcar y la Remolacha (IEDAR).
-La Federación Española de Sociedades de Nutrición,
Alimentación y Dietética (FESNAD).
-Fundación Española
de Nutrición (FEN).
-La Sociedad
Española de Nutrición (SEN).
-La Fundación
Alimentum.
-La Fundación Dieta
Mediterránea.
-La Fundación
Triptolemos.
En el ámbito periodístico:
-La Asociación
Nacional de Informadores de la Salud (ANIS).
Jesús García Blanca
Discovery DSalud, 190, Febrero, 2016