domingo, 22 de mayo de 2022

La Rebelión de los Idiotas (Jesús García Blnca / Cauac Editorial Nativa)

Hace unos minutos he entregado a los amigos de Cauac Editorial Nativa el borrador del que será mi último libro de batalla. Comparto un primer avance de su contenido. Ciao. Jesús García Blanca, 22 de mayo de 2022.


Contra la Sanidad Dogmática Mundial
La Rebelión de los Idiotas

Todas las claves para entender el fenómeno COVID desde el rigor científico, el periodismo independiente y el análisis socio-político crítico.


A partir de una introducción de la que más abajo escojo algunos párrafos, el libro se divide en tres partes: La Investigación (Enero 2020-Diciembre 2021), El Contexto (desde 1993) y El Futuro (desde ya). 

La primera narra mi investigación —durante dos años— de la falsa pandemia COVID, publicada casi íntegramente en la revista Discovery DSalud. La segunda, explica el contexto de la falsa pandemia y del resto de falsas pandemias: el origen de la obediencia y las claves socio-política, científico-médica, y mediática. La tercera aporta elementos para un cambio radical apoyado en la rebelión de los idiotas.


[FRAGMENTO DEL LIBRO]

"Acabada la obra y el mérito cumplido
Lo oportuno es retirarse
Esto enseña el Tao del Cielo"
Lao Tse.

Introducción
El Fin de Ciclo y la reorganización del Poder global
Una arenga en favor de la libertad de los de abajo

Escribo estas primeras palabras de introducción en los días en que se cumplen dos años de la mayor agresión contra la salud, los derechos y las libertades de prácticamente toda la humanidad, a la que he dedicado dos intensos años de mi vida y que ahora me propongo desmenuzar en las menos páginas posibles sin perderme por las ramas sino más bien yendo a la raíz.

No seré yo quien elija mi público. Dejo el libro por ahí a disposición de quienes se sientan tentados de compartir esta reflexión aunque esperando sobre todo llegar a los que se hacen preguntas al margen del guion prefabricado por los de Arriba, a los que están empeñados en cambiar el mundo a pesar de las enormes dificultades y peligros, o para decirlo de modo menos pretencioso, a los que procuran una vida un poco mejor y menos deshumanizada para nuestros hijos y nietos.

Con todo, este libro está especialmente dedicado a los idiotas. Y creo necesarias unas palabras para explicarme. Los idiotas son ciudadanos obedientes al servicio del Poder, fabricados por herramientas que el propio Poder ha creado y perfeccionado a lo largo del tiempo. No se trata de chantaje, de engaño, de manipulación, de presión, de amenaza: todo eso viene después. Se trata de fabricación de seres a medida, de piezas de una maquinaria, de humanos deshumanizados, castrados física y mentalmente, atrapados, constreñidos, acorazados.

En estas condiciones, ¿eligen los idiotas? ¿Son responsables de lo que hacen o, mejor dicho, de lo que no hacen? ¿Pueden los idiotas dejar de serlo? Mi esperanza —esa esperanza irracional de la que hablaba Sabato, esa esperanza que se mantiene a pesar de las cosas terribles que he descubierto en treinta años de investigación social y que me ha decidido finalmente a ponerme al teclado una vez más— es que sí, que la respuesta a esas preguntas es un sí que no proviene de cálculos sesudos ni análisis pormenorizados, sino de la intuición, de la confianza en el ser humano, de la esperanza que se aferra a esas personas lúcidas que me he ido cruzando en el camino, en ese camino durísimo que me ha hecho comprender lo desesperado de nuestra situación pero que al mismo tiempo me ha ilusionado con la idea de que los idiotas pueden abrir los ojos y protagonizar la mayor rebelión de este período oscuro, y que quizá no sea sino precisamente el acontecimiento clave para el cambio de ciclo.

"Time to let go..."




lunes, 9 de mayo de 2022

¿Qué pasa con los virus?

¿Ha llegado la hora de un debate?





En el libro que tengo entre manos, dedicado en gran parte a dar cuenta de mi investigación de dos años de la falsa pandemia COVID y temas relacionados, abordo un asunto que me parece de gran importancia: las afirmaciones del doctor Stefan Lanka sobre lo que él denomina “el fin de la Virología”.

Desde que, en los comienzos de la falsa pandemia, comencé a leer sus trabajos cuestionando de raíz su propio campo de conocimiento hasta el punto de considerarse “ex-virólogo” consideré trascendental que los biólogos críticos y rigurosos, adscritos en su mayoría a lo que ha venido a llamarse Nueva Biología deberían dar los pasos necesarios para impulsar un debate profundo y riguroso que aspire a interrelacionar, poner en conexión, armonizar las posiciones críticas, todas de un enorme valor científico y todas valiosas para propiciar un cambio de paradigma por el que muchos luchamos.

La Virologia oficial y de rebote la medicina considera a los virus como entidades patógenas, de ahí que eligieran para denominarlos precisamente el término “virus” que significa “veneno”.

Parece claro que en la imaginería dominante “virus” es equivalente a “virus patógeno” y que de hecho esta última expresión sería una redundancia: “veneno patógeno”.

Máximo Sandín en su libro Lamarck y los mensajeros parte de la denominada Simbiogénesis para hacer una propuesta revolucionaria sobre el papel de los virus en la evolución dando un giro radical a las ideas darwinianas y situando la clave en la cooperación y la simbiosis.

Durante años he procurado aprender de este enfoque y de las consecuencias que plantea no solo para la Biología, sino para otras ciencias aplicadas, en particular la Medicina y —ampliando aún más la perspectiva— para llevar a cabo una transformación de nuestra concepción de la salud y de la vida en su conjunto.

Y en esto llegó Lanka anunciando el fin de la Virología.

Lanka afirma que nunca se ha podido aislar ningún virus y que de hecho, la Virología se refuta a sí misma. ¿Se refiere a los virus patógenos o a todos los virus? ¿Había tenido en cuenta Lanka la vuelta de tuerca que surge con Lynn Margulis o hablaba del concepto clásico de virus?

En sus artículos utiliza el término “virus” a secas y habla del fin de la Virología —que se supone que estudia todos los virus y no solo los patógenos. Pero en algunas ocasiones escribe “virus patógenos”, lo que podría llevar a descartar a los que no lo son… lo cual es otro problema, porque según qué enfoque apliquemos, todos son generadores de enfermedad o ninguno lo es…

A comienzos de 2020 conseguí acordar una entrevista a fondo con Stefan Lanka para Discovery DSalud. Y por supuesto aproveché la oportunidad para preguntarle sobre este asunto y poder despejar dudas. Transcribo literalmente la pregunta que le hice y su breve respuesta:

DISCOVERY DSALUD: Es decir, defiende usted que los virus no son microbios, no son patógenos y carecen de estructura biológica pero, ¿pueden incidir en nosotros trabajando en simbiosis con nuestras bacterias y células como postula la bióloga estadounidense Lynn Margulis? ¿Puede en tal caso decirse que los virus son más bien fragmentos de ADN o ARN que transmiten información?

STEFAN LANKA: Lynn Margulis y los biólogos marinos han determinado que en el mar existen cantidades enormes de ácido nucleico asociado a la presencia de los llamados virus gigantes. Esta biomasa es incluso más grande que toda la vida que conocemos en la Tierra, en el humus o en los mares. Es increíble: ¡el mar está repleto de ácido nucleico! Ahondando en la teoría de la vida descubrí cuál es el papel principal del ácido nucleico. Margulis fue un referente importante para mí pero le otorga al ácido nucleico un papel que realmente no tiene. El ácido nucleico tiene como función principal liberar energía y, en segundo lugar, es un componente en la producción de unas pocas proteínas y enzimas. El 90% de las proteínas y enzimas las genera el cuerpo humano sin que existan genes, es decir, sin planos de construcción. Para el 10% restante el cuerpo sí dispone de “planos" o "plantillas”. Ahora bien, la creencia de que los virus han jugado un papel importante en la evolución es errónea. La vida genera su propio ácido nucleico y es importante ya que es el generador de energía primario del metabolismo celular. Es un hecho que en el mar existen cantidades increíbles de ácido nucleico en forma de virus gigantes. Gunther Enderlein reconoce que se trata de un paso fundamental porque es como la vida se materializa y se hace visible.

Parece evidente que el debate esta servido. A mí al menos me parece de enorme importancia, tanto en lo que se refiere a las cuestiones de fondo como a los aspectos formales y conceptuales.

Me surgen muchas preguntas que estoy elaborando para el libro... adelanto aquí algunas relacionadas con la cuestión nada banal de la nomenclatura:

Tenemos por un lado a los “virus”, que son entidades exógenas patógenas, es decir que vienen del exterior y provocan enfermedades. Y tenemos por otro lado un cierto cúmulo de “cosas” en su mayoría endógenas, que tienen en común no ser patógenas y que en algunos casos están integradas en nuestro genoma: “virus endógenos”, “retrovirus endógenos”, “partículas semejantes a virus”, “transposones”, “retro transposones”, “vesículas de transporte”, “exosomas”, “elementos virales endógenos”…

La pregunta es: ¿son estos dos grupos de entidades la misma cosa o son cosas diferentes? Si son la misma cosa y una de ellas no existe, ¿no sería lógico afirmar que tampoco la otra? Y si son cosas diferentes, ¿por qué seguir llamándolas de la misma forma teniendo en cuenta que no solo constituye un error, sino que contribuye a perpetuar dogmas e impedir ese cambio de paradigma que anhelamos

¿No ha llegado el momento de denominarlos de modo diferente para que su nombre responda a sus funciones reales y despejar de una vez por todas la confusión?


PARA SEGUIR LA PISTA:
Los artículos del doctor Máximo Sandín en Somosbacteriasyvirus
Los artículos del doctor Stefan Lanka en Wissenchafttplus
La entrevista con el doctor Lanka en Discovery DSalud
El artículo de Lynn Margulis sobre Simbiogenesis