Hace un año que entrevisté al bioquímico británico Rupert
Sheldrake con motivo de la publicación en la editorial Kairós de su nuevo libro
El espejismo de la ciencia, en el que plantea que el paradigma científico
actual se basa en lo que irónicamente denomina “el credo científico”, un
conjunto de ideas dogmáticas sin fundamento que a su juicio están frenando el
avance de la sociedad.
Sheldrake comentaba que “la mayoría de los científicos están
constreñidos por la ortodoxia académica en la que viven, que es esencialmente
materialista y mecanicista” y que “actualmente todos los científicos dependen
de fondos académicos o privados que limitan enormemente su libertad”. Y añadía
que “el viejo consenso materialista se está rompiendo por muchas razones y hay
un número cada vez mayor de científicos que están trabajando para ir más allá”.
En su libro, Sheldrake analiza lo que denomina el credo
científico, diez creencias que la mayoría de los científicos dan por supuestas
y que configuran la filosofía o ideología del materialismo cuyo supuesto
central es que todo es esencialmente material o físico, incluso las mentes. Estos
dogmas son:
1. Todo es esencialmente mecánico.
2. Toda la materia es inconsciente.
3. La cantidad total de materia y energía es siempre la misma.
4. Las leyes de la naturaleza son fijas.
5. La naturaleza carece de propósito y la evolución no tiene objetivo ni dirección.
6. Toda la herencia biológica es material y se trasmite mediante estructuras materiales.
7. Las mentes están dentro de los cráneos y no son más que actividades de los cerebros.
8. Los recuerdos se almacenan como huellas materiales en el cerebro y se borran con la muerte.
9. Los fenómenos no explicados, como la telepatía, son ilusorios.
10. La medicina mecanicista es la única que funciona.
Arrancando con un prólogo lleno de lucidez titulado Ciencia,
Religión y Poder, y apoyado en más de cincuenta páginas de notas y referencias,
Sheldrake dedica las más de cuatrocientas páginas de su libro a cuestionar críticamente
los dogmas apuntados y desmontar las ilusiones de objetividad de una ciencia
atrapada en el callejón sin salida del mecanicismo.
“La agenda materialista una vez fue liberadora y ahora es deprimente. Quienes creen en ella están alienados de su propia experiencia; están desconectados de todas las tradiciones religiosas; y están dispuestos a sufrir la sensación de desconexión y aislamiento. Entretanto, el poder desencadenado por el conocimiento científico está provocando la extinción masiva de otras especies y poniendo en peligro la nuestra.La comprensión de que las ciencias no conocen las respuestas fundamentales conduce a la humildad y no a la arrogancia, a la apertura en lugar de al dogmatismo.Queda mucho por descubrir y redescubrir, empezando por la sabiduría”.
Reseña y entrevista:
Discovery DSalud, 184. Julio-Agosto, 2015.
Página web de Sheldrake:
http://www.sheldrake.org/