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domingo, 15 de junio de 2025

Vacunas y antibióticos: Una reflexión crítica

Ya está a la venta en su edición décimo aniversario el libro que hace diez años marcó un antes y un después en la crítica a las vacunas.



Escrito por el médico Enrique Costa Vercher y el escritor e investigador social Jesús García Blanca, el libro aparece ahora, diez años después de su publicación original, en una edición especial considerablemente ampliada y actualizada que incluye un análisis crítico de los antibióticos y un riguroso anexo sobre aspectos legales. Asimismo los autores han puesto al día la bibliografía y revisado y actualizado los enlaces a internet.

Si su publicación original supuso un giro radical cuestionando la Teoría Microbiana, base de las vacunas y los antibióticos, esta nueva edición con casi doscientas páginas extra está destinada a convertirse en un clásico del cuestionamiento de los dogmas sanitarios y en una herramienta clave para quienes se opongan a ellos y luchen por una visión de la salud basada en la autonomía y la autogestión crítica.






CONTENIDO

Edición Décimo Aniversario
Palabras iniciales
Introducción
Prólogo para la edición de 2025

PRIMERA PARTE
La Historia de la Medicina se confiesa
Enrique Costa Vercher

1. La nueva humanidad
2. La medicina moderna y la revolución industrial
3. Los creadores de la paranoia
4. Progreso, industria, ciencia e impunidad
5. El poder creador y transformador del lenguaje
6. La edad de los antibióticos
7. El resultado final de siglo y medio de medicima industrial
8. El falso mito de la longevidad de la nueva raza
Epílogo

SEGUNDA PARTE
Microecología. Una mirada global a la Red de la Vida
Jesús García Blanca

1. Biología de la Evolución
2. Energía vital: las mitocondrias
3. Nuestro océano interno
4. El secreto del cristal líquido
5. ¿Dónde está el cerebro?
6. ¿Existe un Sistema Inmunitario?
7. La "enfermedad" como programa biológico
8. El comienzo de un nuevo paradigma

TERCERA PARTE
Un cambio de paradigma en la medicina
Jesús García Blanca

1. La encrucijada fatal
2. Cuestionando la Teoría Microbiana de la Enfermedad
3. Desmontando "el principal logro de la investigación biomédica"
4. Desmontando "el tesoro llamado antibióticos"

ANEXO: Aspectos legales
Últimas palabras
Para seguir la pista

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Puedes comprar el libro aquí


viernes, 4 de junio de 2021

La última entrevista (Valeria para la contrainformación)

Jesús García Blanca es escritor e investigador independiente. Desde 1994 su actividad se centra en el terreno de la salud, analizando los mecanismos de poder motivado por su conciencia política y personal, integrando una visión crítica y la lucha política contra el modelo médico hegemónico y a favor de la autogestión de la salud.

Ha colaborado con medios de contrainformación digitales y en papel como Cadizrebelde, La Haine, Insurgente, Rebelión, Sumendi, Ekintza Zuzena y otras revistas divulgativas en materia de salud. Ha formado parte del equipo didáctico de la Escuela Española de Terapia Reichiana impartiendo cursos de Ecología de Sistemas Humanos.

Es autor de los libros El Rapto de Higea (Virus 2010), La Sanidad contra la Salud (iEdiciones 2015), Vacunas: una reflexión crítica (iEdiciones 2016; en colaboración con el doctor Enric Costa), publicado en catalán por Llibres de LÍndex; Wilhelm Reich: inspirador de rebeldía (Cauac, 2017) publicado en italiano y francés por Macroediciones, y Fake News: la Manipolazione delle notizie (MacroEbooks, 2019).

Ha colaborado también en dos libros colectivos para Ilusionismo Social, coordinados por Javier Encina y editados por Volapuk: Autogestión cotidiana de la Salud y Educación sin Propiedad.

Actualmente escribe en la revista Discovery DSalud y administra el blog Salud y Poder




SOBRE SUS BASES

Bueno Jesús, por tu recorrido podemos ver que tienes una visión crítica en el terreno de la Salud. Para entender desde qué perspectiva has enfocado este tema, ¿podrías contarnos cuales son las bases políticas y filosóficas que te han permitido observar e identificar las estructuras de poder en distintos terrenos?¿Cuándo comienzas a interesarte, a entrar en contacto y empatizar o identificarte con ellas?

Hay dos momentos claves en mi vida que con el tiempo he identificado como responsables directos de los líos en que me meto desde hace decenios: uno fue mi primera clase de filosofía; el otro, el día que pasé por la puerta de un amplio local lleno de libros y entré a curiosear: era la biblioteca de la CNT de mi pueblo. Los filósofos helenos —presocráticos, sofistas, el mismo Sócrates, Platón, Aristóteles— se convirtieron en una herramienta para resistir contra un mundo que siempre había intuido feo, especialmente a partir de ciertas lecturas, con el Demian de Hesse a la cabeza. Y las charlas con dos viejos ex combatientes anarquistas que me prestaron un buen montón de libros radicales allá por 1977 —a mis 17 añitos— fueron una iniciación a la rebeldía que me ha traído aquí, a donde estoy ahora, a esta lucha permanente, contradictoria, terrible, esperanzadora… en fin, al teclado del ordenador que es mi arma, mi psicoterapia y mi herramienta ética.

Cuéntanos un poquito: ¿cómo y cuándo aplicas esas ideas a acciones políticas concretas? 

Durante años, no hice nada. Quiero decir como activista, en el sentido habitual que se le da a esa palabra. Me dediqué a leer: ese podría ser el resumen: leer. Y también leer. Y leer. Ciencia-ficción, filosofía, política, todo lo que pude devorar de escritores centro y sur americanos, y luego al hilo de mis estudios de magisterio, psicología, psiquiatría, pedagogía, antropología… una amalgama de textos que fui recorriendo sin orden ni concierto, a base de intuición, dejándome llevar por impulsos, por la curiosidad intelectual, por una sed insaciable de aprender. 

En fin, el momento de poner los pies en tierra llegó en 1999, cuando el partido creado por Jesús Gil se presentó a las elecciones municipales de La Línea y obtuvo una mayoría mega absoluta con 21 de 25 concejales creo recordar. De inmediato montaron una máquina de corrupción que les permitió saquear el ayuntamiento en poco tiempo, y paralelamente —y siguiendo el modelo de Marbella o Estepona— una serie de unidades represivas dentro de la policía local que a cambio de sobresueldos implantó el terror en las calles: palizas, ataques con perros, detenciones ilegales, amenazas… durante al menos dos años la acción política se tradujo en una batalla por los derechos más elementales y la denuncia de los malos tratos policiales contra todo el que no comulgara con el régimen instaurado. Los partidos convencionales, PP, PSOE, PA prácticamente desaparecieron de la escena. A mí vinieron a buscarme para que me pusiera al frente de la agrupación local de IU como independiente y logré aglutinar la oposición en la calle y ganarme la confianza de algunas personas honestas: empleados del ayuntamiento, sindicalistas, asociaciones de vecinos… para organizar la respuesta contra la jauría y denunciar públicamente sus abusos. 

¿Cuánto tiempo estuvo el GIL gobernando?

La etapa que comento duró dos años, luego se metieron en el PP y siguieron gobernando desde ahí. Pero esos dos primeros años fueron terribles para el pueblo y para mí y para unos pocos militantes que me echaron una mano: entregué todo mi tiempo y energía a la calle, a la gente, a organizar o participar en movilizaciones, a apariciones diarias en los medios, a reuniones con afectados por esto o por aquello, a revisar cada decisión del gobierno local y contestar a casi cada documento, cada declaración, cada provocación, cada agresión. Después logramos aplacar un poco la situación, que la corrupción comenzara a investigarse, e incluso pusimos en marcha un Foro contra los malos tratos y logramos la intervención del Defensor del Pueblo andaluz. Pasado lo peor decidí marcharme: no me veía como concejal debatiendo el PGOU. Y por otra parte, ya no caminaba tranquilo por la calle: o me buscaban para pedirme que les solucionara problemas o para acusarme de causarlos. 

Desde tu posición y consciencia política, ¿qué es lo que te motivó a investigar las estructuras de poder en uno de los terrenos más complejos y menos analizados como es el de la Salud?

Habían sido también dos acontecimientos claves en mi vida los que me habían llevado al terreno de la salud antes incluso de mi aventura contra el GIL. Por un lado conocer y empezar a compartir mi vida con mi actual compañera allá por 1989; ella fue la que me descubrió la revista Integral y una visión radicalmente diferente de la salud, la enfermedad y la medicina. Y por otro lado, el nacimiento de nuestra primera hija, que nos sacudió con la urgencia de decidir cómo aplicar nuestras convicciones educativas, y sobre crianza y salud que hasta ahora habían sido teóricas. 

Esas decisiones, esos retos, me llevaron también a profundizar en el análisis de dos territorios entrelazados: la salud y la educación, y por supuesto que lo hice con mis herramientas, con mi visión social, política, filosófica… Pero una vez más hacía falta algo que me sacudiera de forma concreta, y ese algo fue el Montaje SIDA que se coló en mi vida en 1993 cuando los chavales a los que daba clases en el centro de adultos de Guadix me propusieron investigar ese tema. Buscando información y bibliografía, me topé, en la librería Urbano de Granada con el libro SIDA: Juicio a un virus inocente, del doctor Enric Costa Vercher y mientras lo devoraba iba comprobando cómo todo encajaba: mi visión de la salud, mi concepción de la sociedad, y mi convencimiento de que las estructuras de poder determinan, no solo la economía y la política, sino todo ese terreno inexplorado de la salud, la enfermedad, la educación, la sociología de masas, el ecologismo…

Desde ese momento, te dedicas a investigar en profundidad estas cuestiones y la relación con los intereses políticos y económicos que expones y analizas en tu libro El Rapto de Higea publicado en 2010…

Primero pasé una etapa de casi tres años escribiendo para medios de contrainformación, haciendo análisis socio-político pero empezando ya a tocar temas relacionados con la educación, con la ecología, con la salud… todo un aprendizaje, tanto de la realidad socio-política-económica, como de la tarea de comunicador en esos terrenos tan complejos. En esa época, muy poco después de leer el libro de Enric Costa, conocí a Lluís Botinas, responsable de la Asociación COBRA, actualmente Plural-21, que estaba librando una batalla casi en solitario para aportar información crítica contra el Montaje SIDA, y decidí implicarme directamente. 

De hecho, desde el principio enfoqué ese montaje como una maquinaria de producir terror, dinero y efectos de poder, y me sirvió como paradigma de todos los elementos claves para estudiar esos mecanismos de poder que se despliegan en ese territorio que incluye como elementos básicos salud humana, salud del planeta, crianza y educación. Ese fue efectivamente el meollo de mi primer libro, El rapto de Higea que, de hecho se subtitulaba Mecanismos de poder en el terreno de la salud y la enfermedad, y que escribí hacia 2008 recogiendo todo lo que había aprendido y reflexionado en esos quince años, desde un enfoque que hasta el momento no había visto en ningún investigador y que me parecía necesario aportar a la lucha antiimperialista.


PORTADA EL RAPTO DE HIGEA


ESTRUCTURAS Y MECANISMOS DE PODER SANITARIOS

Entremos en materia… Desde tu experiencia, ¿podrías explicarnos cuales son esas estructuras de poder que explicas en tu libro y cómo se han ido aplicando?

Esquemáticamente digamos que hay varios entramados de poder superpuestos o interrelacionados entre los que destaco el educativo, el sanitario y el mediático. Los dos primeros se entrecruzan constantemente y el tercero es como una actualización del programa de idiotización implantado al nacer. Pero la cosa empieza antes. Hay que leer a Wilhelm Reich para comprenderlo en toda su profundidad. Pero dicho así, a ritmo de entrevista: todo el proceso de concepción-embarazo-parto-crianza es el comienzo; es la clave de fabricación de ciudadanos sumisos, indolentes, acríticos, obedientes… eso que comúnmente se llama borregos y que Reich denominaba “esclavos de no importa quien”.

A partir de ahí, yo me he dedicado a estudiar esos “dispositivos” como los llamaba Foucault, y ponerlos en un esquema comprensible que voy corrigiendo constantemente, complementando, precisando —un poco al estilo de esos murales que hacen los detectives en las series con fotografías, chinchetas y marcas de rotulador. Y ahí tenemos una flecha roja que apunta a Falsimedia, a los grandes medios de manipulación de masas, que hacen como que se pelean pero que en realidad sirven al mismo dueño; y otra flecha roja conduce al entramado educativo —que conozco de primera mano por mi profesión—: guarderías, escuelas, institutos, universidad… centros de reclusión y refinamiento de la castración emocional e intelectual; y finalmente, otra flecha roja para el entramado sanitario, al que más tiempo y esfuerzo he dedicado y que conecta el gran capital con lo que denomino el Dispositivo Sanitario Imperial: las agencias sanitarias estadounidenses militarizadas, universidades, y toda clase de organismos privados y públicos nacionales e internacionales incluyendo la propia OMS, que no es en absoluto una institución pública independiente, sino que está financiada en más de un 80% por esos grupos de poder incluyendo las farmacéuticas.

¿A que te refieres con agencias sanitarias estadounidenses militarizadas?¿Es una forma de hablar? ¿Puedes detallarnos un poco todo ese entramado?

No, no es una forma de hablar, es literalmente así: el sistema sanitario estadounidense se creó en 1798 a partir de un servicio de hospitalización de la Marina y aún ahora su máximo responsable y portavoz principal para asuntos de salud pública es un militar de alta graduación, actualmente el Vice Almirante Jerome Adams. De las once agencias del Departamento de Salud, hay que centrar la atención en tres: la FDA, los NIH y los CDC. La primera es la que autoriza alimentos y medicamentos que fue la responsable de la persecución de Wilhelm Reich en los cincuenta y ha sido durante decenios la que ha perseguido a los practicantes de medicinas naturales en EEUU; los Institutos Nacional de Salud constituyen el brazo investigador, y los CDC Centros para el Control de Enfermedades— son la agencia clave de control internacional: definen las enfermedades, los criterios de diagnósticos y los protocolos de tratamiento o prevención y los exportan a todo el planeta, independientemente del color político de los gobiernos o de las relaciones políticas o económicas que puedan tener con los EEUU. La herramienta para esto es el EIS, Servicio de Inteligencia de Epidemias, aunque ellos se autodenominan “detectives de enfermedades” que a través de un programa de entrenamiento epidemiológico denominado TEPHINET extiende su influencia a 165 países incluyendo toda Europa y por supuesto el Estado español a través del Instituto Carlos III. Los CDC/EIS tienen agentes ubicados en medios de comunicación, agencias gubernamentales, ministerios de sanidad, universidades y escuelas de medicina y toda clase de centros de decisión a todos los niveles importantes. En 2005, se creó la división europea de los CDC del que es miembro como coordinador nacional Fernando Simón.

Y a partir de ahí, influencia o control de la formación, la información general y la especializada, la investigación, la aprobación de fármacos y vacunas, las sociedades científicas, las asociaciones de pacientes, las ONGs, los colegios médicos… a través de financiación con fundaciones filantrópicas como disfraz, las puertas giratorias, las campañas electorales, las donaciones, los lobbies en instituciones claves, la censura, el “ghostwriting” (en el que los expertos de renombre firman artículos que escriben los propios laboratorios), la manipulación, las campañas de descrédito de rebeldes, las cláusulas de confidencialidad o las campañas de terror en momentos claves como el fallido montaje de la Gripe A, la falsa pandemia de Ébola o el escándalo de las “vacas locas”, por poner ejemplos recientes. 



PRESENTACIÓN EN LA LIBRERÍA LA MALATESTA
MÁXIMO SANDÍN Y MIGUEL JARA


REACCIONES

Interesante la realidad que expones. Supongo que tu trabajo ha sido un ataque directo a todo ese entramado. ¿En qué espacios ha tenido aceptación la exposición de lo que planteas?

Decía San Agustín que desenmascarar al demonio es vencerlo. Así que, claro, el mero hecho de exponer las ideas en el libro ya causó cierto impacto, tanto en quienes compartían esas ideas como sobre todo en quienes me consideraban algo peor que un hereje, un pseudocientífico oportunista terraplanista magufo… Con todo, y teniendo en cuenta la crudeza y radicalidad de los planteamientos del libro, tengo que decir que me sorprendió la buena acogida que tuvo, no solo en sectores críticos gracias a las presentaciones que organizó la editorial Virus en los círculos anarquistas habituales en la difusión de sus libros, incluyendo la librería Malatesta en Madrid o la Feria del Libro Anarquista de Valencia, sino en otros mucho más conservadores, como la Universidad de Sevilla —que me invitó a presentarlo en unas Jornadas sobre Filosofía y Medicina— o en el ámbito de las terapias alternativas, un colectivo interesante por su critica a la farmacología moderna, pero muy despolitizado y que hasta ese momento no había abordado las relaciones de poder subyacentes en el modelo médico dominante. Por otra parte, el profesor Máximo Sandín, uno de mis autores de referencia me presentó el libro en la Malatesta —junto al periodista Miguel Jara— e incluso me confesó que lo estaba utilizando en sus clases en la Universidad Autónoma. Y noticias similares me llegaron de la Universidad de las Madres de Mayo en Argentina. Poco a poco el libro fue calando en estos y otros ámbitos y aparecieron entrevistas, presentaciones o reseñas en Rebelión, en Insurgente, en Kaos en la Red y otros muchos medios de contrainformación, antifascistas o anarquistas.

¿Y qué reacción hubo, sobre todo desde el campo científico-medico, hacia este libro?

Bueno, si te atreves a meterte con los malos, qué puedes esperar? Obviamente, el Imperio contraataca. Y lo hace precisamente echando mano de esas herramientas que yo había descrito en el libro. Así que, paradójicamente, acabaron confirmando mis tesis. Una por una. Y tengo que decir que esos ataques beneficiaron el libro y su mensaje al menos por dos caminos: por una parte, y puesto que las “críticas” fueron en su mayoría descalificaciones, desprecio, insultos… pusieron en evidencia la falta de argumentos de quienes atacaban el libro; pero por otra, en las escasas ocasiones en que alguien entraba a argumentar fue quedando una y otra vez claro que esos argumentos eran perfectamente rebatibles, me daban la oportunidad incluso de profundizar y precisar lo que exponía en el libro, y de paso también revelaban que quienes me agredían eran en su mayoría personas profesionalmente o personalmente implicadas en el montaje: médicos que llevaban muchos años repartiendo condenas de muerte basadas en falsos test, o recetando productos tóxicos a personas sanas, a mujeres embarazadas, a pacientes aterrorizados.

¿Algún caso notorio en concreto? 

Sí que hubo un caso concreto de ataque frontal pidiendo a la editorial la retirada del libro o al menos del capitulo dedicado al SIDA proveniente de alguien que se presentaba como médico que trabajaba con enfermos de SIDA y lector habitual de los libros de Virus. Resumiendo una historia que duró meses (y que se puede leer en detalle en mi blog junto con todos los documentos generados), la editorial intentó montar un debate al que el médico se negó. La editorial pidió entonces al médico que me hiciera una serie de preguntas por escrito para que yo las contestara iniciando así un intercambio que nos comprometimos a mantener en privado a petición del propio médico. En un determinado momento, cuando comprobó que no tenía respuestas para mis argumentos y que yo había refutado rigurosamente los suyos, el médico que para entonces firmaba como Grupo Eliza, hizo públicas sus críticas sin incluir mis respuestas y yo me sentí libre entonces de hacer lo mismo. Ahí está el material para que cada cual pueda juzgar. Por supuesto que el libro no se retiró. Todo lo contrario, otra editorial —Ediciones i— me pidió hacer una nueva edición en 2015 que aproveché para actualizar y complementar con nuevas reflexiones, datos, noticias y bibliografía, y que titulé La Sanidad contra la Salud: una mirada global para la autogestión.



PORTADA LA SANIDAD CONTRA LA SALUD


VISIBILIZACIÓN Y CONSECUENCIAS EN UN TERRENO DESCONOCIDO

Desde entonces han pasado 10 años en los que continuas en activo investigando, reflexionando, escribiendo, publicando e informando. Desde tu punto de vista, ¿cómo se han desarrollado esos mecanismos en este periodo de tiempo?

Los mecanismos que estudié hace diez años están en plena forma. No solo eso, se han sofisticado exponencialmente debido a las nuevas tecnologías y quizá a que la sed de control y dominio del entramado imperialista también ha ido creciendo insaciablemente, y en fin, por qué no, debido también a que la gran masa ciudadana se ha hecho cada vez más dócil, más indulgente, más acrítica… en definitiva, más robotizada e integrada en la gran maquinaria del poder. El estado y el capital saben perfectamente lo que quieren y llevan miles de años adaptando sus armas para conseguir sus objetivos. Armas para domesticar y aterrorizar a la mayoría y armas para combatir, reprimir, aniquilar, a las minorías críticas. Y tras eso una falta absoluta de moralidad que les permite con la misma falta de escrúpulos retirar videos de YouTube o bombardear población civil con uranio empobrecido: es exactamente lo mismo para ellos: son medios para conseguir sus fines. Y paralelamente despliegan el discurso hipócrita sobre ese mundo feliz —que profetizó Aldous Huxley, que por cierto era médico— que dicen estar construyendo permanentemente para nuestro bienestar y tranquilidad. Por eso es tan importante rescatar las ideologías y politizar los problemas claves de la humanidad y separar las ideologías de banderas, partidos, etiquetas y clichés baratos para manipular. Creo urgente e ineludible un debate clarificador sobre todo esto.

¿Crees entonces que incluso la gente que pertenece o se desenvuelve en círculos libertarios y es critica en otros terrenos, posicionándose en contra del estado y la industria, caen en 'la trampa" por confiar en la ciencia?

Me temo que así es. Por mucho que nos duela hay que reconocer que al menos una parte de esos colectivos ha caído en la misma trampa que el resto de la población, solo que en su caso me parece mucho más grave… y más doloroso. Al menos para quienes esperábamos contar con alianzas en esos colectivos, llevar una lucha común. Te imaginarás lo duro que ha sido que quienes consideras tu gente te ataque incluso públicamente con las armas del enemigo. Y efectivamente, tal y como dices, el vehículo clave ha sido el desarrollo, especialmente en estos últimos años, de lo que Emmanuel Lizcano llama “fundamentalismo científico” con la proliferación de grupúsculos que ha reunido a falsos escépticos, resentidos, aburridos, manipuladores, y algún que otro profesorcillo o científico frustrado a los que se ha dado pábulo desde ciertos medios de comunicación y por supuesto con el apoyo de laboratorios farmacéuticos, organizaciones privadas o instituciones públicas. 

¿QuÉ te lleva a acusar a los fundamentalistas científicos?

Esta gente atribuye a la ciencia el estatus de una religión poseedora de la verdad absoluta fuera de la cual no existe salvación. Para ellos, la ciencia es la única vara de medir, el único camino al conocimiento, y se consideran soldados en una guerra santa; su vocabulario y su discurso, incluso su visión de la realidad, son paranóicos e impregnados de intolerancia, fanatismo, etnocentrismo científico y fascismo subyacente. No es que sean un peligro para los críticos, lo son en primer lugar para la propia ciencia a la que dicen defender ya que pisotean sus principios fundamentales basados en el debate y la confrontación de argumentos e hipótesis. Además acuden a las tácticas más ruines, denunciando y ultrajando públicamente a personas honestas o incluso utilizando muertes que ellos achacan a lo que denominan “pseudociencias” y que no son si no terapias naturales, alternativas o tradicionales a las que combaten al servicio de la farmafia.



PRESENTACIÓN LA SANIDAD CONTRA LA SALUD FERÍA DEL LIBRO ANARQUISTA 2015
CENTRO SOCIAL OKUPADO ANDANZA (SEVILLA)


REFLEXIÓN Y DUDA

Con todo lo que nos cuentas, apreciamos que investigas y analizas el terreno de la salud desde tus convicciones políticas ¿No supondría esto politizar la ciencia?

Por supuesto. Es que mi objetivo ha sido ese desde el principio. Pero para que se entienda esto, aclaro que hay que distinguir dos formas de lo que habitualmente llamamos “politizar”. Una se refiere a los partidos políticos. De manera que lo que se está diciendo cuando se pide no politizar la sanidad, por ejemplo, es no gestionarla en beneficio de tal o cual partido político, que los diferentes partidos de gobierno y oposición no utilicen la sanidad para su batalla política por el poder. 

Pero hay otra forma de verlo que consiste en hacer visibles las relaciones de poder en el terreno de la sanidad, no de los partidos políticos de tal o cual estado, sino de estructuras globales de poder que impulsaron la llamada globalización o el neoliberalismo, que no son sino formas de referirse al capitalismo puro y duro, lo que haga falta para seguir disfrutando de sus privilegios a costa de la inmensa mayoría de la población. Y esos grupos que representan el capital global son los que condicionan e incluso controlan —a través de fundaciones filantrópicas o de supuestos proyectos para el desarrollo, no solo la economía, el negocio del dinero por el dinero o las políticas que les permiten hacer las leyes a su medida, sino, en el terreno que analizamos aquí, los sistemas sanitarios, el modelo médico hegemónico y, en última instancia, el concepto de salud y enfermedad que tiene la gente, no solo la gente de a pie, sino los propios médicos. No es posible comprender el fenómeno global de la salud sin conocer estas relaciones de poder. 

Para verlo de forma clara con un ejemplo: que el cuidado de la salud se haya transformado en un consumo incesante de productos con un enorme potencial tóxico no es algo que se haya decidido en un debate científico-médico objetivo por parte de expertos independientes y honestos; este modelo se ha impuesto por la influencia del capitalismo farmacrático que controla las agencias de regulación que deben autorizar los fármacos, llevan a cabo sus propios ensayos clínicos, publican los artículos en revistas que dominan a base de financiación y con presencia en sus consejos editoriales y cuyos tentáculos alcanzan incluso el terreno académico influyendo en la formación de los profesionales sanitarios, en las asociaciones científicas, en los colegios médicos y por supuesto en los grandes medios de masas que perpetúan ese modelo de actuación basado en la farmacología. Desde mi punto de vista, politizar la salud, la educación, la ecología… significa analizar las relaciones de poder que condicionan estos asuntos para poder luchar contra ellas y devolver a la gente la capacidad de autogestión.

¿No deberían ser cuestiones separadas, independientemente de la ideología política, por la naturaleza de la ciencia misma y con el fin de evitar la difamación o el ocultamiento de la evidencia científica?

En un mundo ideal, en una sociedad verdaderamente libre de relaciones de poder quizá sí. Pero vivimos en un mundo feo. Y la ciencia no se libra. O mejor dicho, los científicos no se libran. Claro que la mejor forma de ejercer ese poder es ocultarlo, hacerlo invisible, y qué mejor forma de conseguir esto que apelar a la “objetividad” de la ciencia o hablar de “la comunidad científica” como si todos los científicos estuvieran agrupados trabajando honestamente por el bien de la humanidad. Lo cierto es que la ciencia está en manos de unos pocos centros de decisión que además trabajan a favor del capital y de los grupos de poder globales. Del mismo modo que quienes quieren acabar con la politización en realidad lo que hacen es imponer el totalitarismo, los que pretenden liberar a la ciencia de supuestas influencias ideológicas lo que hacen es convertir a la ciencia misma en ideología, en una maquinaria al servicio del control y del gran capital. 

Si asumimos esto que expones, se entiende que no podríamos confiar en los argumentos que nos proporcionan los organismos oficiales en cuanto a materia científica y sanitaria ¿de quién tendríamos que fiarnos entonces?¿De ti, o hay profesionales en el campo de la Salud o en otros campos que compartan tu visión?

Bueno, yo soy de letras, así que llevo todo este tiempo apoyándome y aprendiendo con gente crítica en todos los campos relacionados con lo que investigo y analizo: médicos, terapeutas, biólogos, microbiólogos, virólogos, genetistas, científicos e investigadores, periodistas, abogados, activistas y por supuesto gente de a pie que se ha replanteado las mismas cosas que yo aunque haya llegado a diferentes respuestas. Es cierto que son una minoría, pero en la guerra global en la que estamos inmersos, el número no importa. Yo soy consciente de que me dirijo a unos pocos. Las mayorías están integradas en el engranaje que vengo comentando, bien como cómplices activos, bien como colaboradores inconscientes, bien como víctimas atrapadas sin remedio.

¿Por qué no conocemos a esta gente?¿Sufrís consecuencias lxs que criticáis este modelo establecido y os posicionáis en contra de la ciencia dogmática?

Digamos que la consecuencia primera e ineludible es verte solo. Es duro; es triste; es desalentador a veces. Pero es que no puedes esperar otra cosa cuando te enfrentas a los engranajes del poder. Y lo sabes. O deberías saberlo. Y si no lo sabes cuando empiezas, lo aprendes rápidamente. Claro que nosotros somos meramente activistas, periodistas, analistas teóricos de una realidad que queremos combatir y cambiar. La peor parte se la llevan, en este campo al menos, que es el que conozco a fondo, los expertos rebeldes, los científicos honestos que no se pliegan a las exigencias de los grandes laboratorios y las empresas transnacionales de biotecnología o alimentación, los médicos que de verdad se preocupan por sus pacientes y denuncian los abusos, las mentiras, la manipulación y el daño que la industria farmacéutica viene causando a la salud de generaciones.

¿Conoces algún caso en concreto de lo que planteas? 

Te pondré un ejemplo concreto suficientemente revelador de cómo funcionan estos mecanismos cuando alguien hace lo que no debe. En 1998, el cirujano y gstroenterólogo Andrew Wakefield publicó en The Lancet —una de las cinco revistas científico-médicas de mayor prestigio— un artículo en el que apuntaba una posible conexión entre la vacuna triple vírica con ciertos desordenes mitocondriales, inflamación intestinal y autismo. Inmediatamente saltaron las alarmas y la maquinaria del poder se puso en marcha para aplastarlo: en el curso de una reunión cuasi secreta, los CDC, la FDA y la industria farmacéutica diseñaron la agenda para los próximos pasos a seguir; básicamente: ocultar pruebas, falsificar documentos y estudios, y acabar con la disidencia. Comienza entonces, con la complicidad del Sunday Times y el British Medical Journal una campaña de descrédito contra Wakefield empezando por la retirada de su artículo y la traición de todos los miembros de su equipo excepto el profesor John Walker-Smith. Ambos fueron acusados de haber falsificado informes para su artículo y de querer lucrarse con una vacuna propia entre otras falsedades y que terminó con la retirada de sus licencias para ejercer la medicina y la marcha de Wakefield a Estados Unidos. Hasta ahí lo que cuentan quienes consciente o inconscientemente le hacen el juego a los laboratorios y al entramado de poder que se cargó a Wakefield. Lo que no cuentan es que numeroso estudios posteriores han confirmado los hallazgos de Wakefield ni que el profesor Walker-Smith, que continúo hasta el final la apelación de la sentencia que los condenó a ambos, ganó finalmente años después al demostrar que se habían producido falsos testimonios de testigos claves. Es solo un ejemplo. Podría contar decenas de ellos: presiones, amenazas, retirada de subvenciones, desprestigio, ostracismo… 



PORTADA VACUNAS: UNA REFLEXIÓN CRÍTICA
(CO AUTOR: DR. ENRIC COSTA VERCHER)


CONCLUSIONES

Si el panorama está como lo cuentas ¿Consideras pues, esta labor como una lucha?

Desobedecer es una lucha. Una guerra de guerrillas contra el imperio. Yo escribo desobedeciendo, así, en gerundio, que significa para mí que estoy en ello, que estoy viviendo, sintiendo, pensando, analizando, escribiendo y desobedeciendo. Y a quién se desobedece? Pues está muy claro: a los que mandan. Y por qué? Pues porque no están legitimados para mandar; nadie lo está. Los que mandan, mandan por la tremenda. Y para mí es un imperativo ético oponerse a ellos… ya lo era cuando menos desde el Critón de Platón. Así que para no enrollarme… sí, considero que esta labor es una lucha.

Y desde tu punto de vista ¿Formaría parte también de la lucha anticapitalista o antifascista?

Por su misma esencia, la lucha anticapitalista y antifascista son luchas contra el poder, contra el poder del dinero y del estado, estado y capital que, como repetía el maestro García Calvo, son una misma cosa. En última instancia, toda lucha contra el poder es una lucha contra el capital, contra el fascismo, contra cualquier clase de totalitarismo, venga de dónde venga y utilice los disfraces que sea, cambiantes para cada época o circunstancia. En estos momentos, la ciencia se está utilizando como creadora de discurso de verdad; así lo denunciaba Tomás Ibáñez. Y la “verdad” es la mentira del sistema, que controla los procesos de producción y comunicación de los discursos. Así que solo produciendo a contracorriente, creando contra la “verdad” ponemos en marcha un auténtico proceso de transformación social, político y económico. Por eso hay que combatir a la ciencia, no para destruir el conocimiento científico —como pretenden los fundamentalistas científicos que nos acusan de herejes— sino para luchar contra los dispositivos de sumisión y de fabricación de “verdades”. 

Con el tiempo, energía y esfuerzo que has invertido en tu trabajo, desde tu experiencia y visión crítica, ¿qué te exiges a ti mismo como investigador?¿En qué te apoyas para comprobar si cualquier información es fiable o no?

Es un tema complejo y sutil. Si tuviera que buscar una sola palabra, diría que la honestidad, que me baso en la honestidad, pero claro eso no es un criterio objetivo. Claro que la objetividad es también otra trampa. No somos objetos, sino sujetos. Y como tales, subjetivos, o lo que es lo mismo: humanos. Un famoso periodista decía: “sigue el dinero”. Yo prefiero decir: “sigue el poder”. Así sabes no solo quién te dice las cosas, sino al servicio de quién y con qué objetivos. No es fácil moverse en este mundo empantanado y lleno de contradicciones y mentiras. Yo me exijo rigor. Y no escatimo esfuerzo para ello. Esfuerzo y tiempo y energía. Y cuando busco referencias y fuentes me dejo guiar por eso mismo que me autoexijo: el rigor, la independencia, la honestidad, el descontento que te lleva a revisar una y otra vez lo que has hecho, a buscarte los fallos, a comprobar si puedes refutarte a ti mismo. Con el tiempo, se identifican fuentes, procedimientos; se reúnen y perfeccionan herramientas para diseccionar al modo de los forenses, o se aprenden, como diría Foucault, técnicas arqueológicas, escarbando por capas, con exquisito cuidado de no romper nada que pueda ser significativo o revelador. 

Creo que dejas clara tu visión y experiencia en este terreno de la Salud. Pero en la actualidad, ¿cómo te posicionas en cuanto a lo que está ocurriendo?

Mi posición es muy clara y la he planteado públicamente desde el principio de este montaje criminal: estamos ante una falsa pandemia, fabricada por los que llevan haciendo lo mismo durante décadas solo que con objetivos más ambiciosos y armas más terroríficas. Si pude decir esto ya a principios de febrero es porque tenía las herramientas necesarias para ello.

Soy consciente de la guerra que se ha desatado y a la que muy probablemente he contribuido —junto a otros compañeros— desde la publicación en la que llevo diez años escribiendo y que se ha posicionado muy claramente desvelando las mentiras, las contradicciones, las manipulaciones… y apoyando a los periodistas, activistas, científicos o médicos honestos que han ido poco a poco desvelando la verdad. Me refiero a la revista Discovery DSalud.

En esa guerra vale todo: mentiras, amenazas, ataques en los grandes medios, intentos de desprestigio, descalificación, censura… y por supuesto la batalla en las calles, en las que está jugando un papel clave la maniobra de identificar el “negacionismo” con grupos o sectores de extrema derecha, neonazis o fascistas. Es cierto que la extrema derecha está aprovechando la situación y el descontento con gobiernos conservadores o democristianos —o en el caso español la alianza de falsos partidos de izquierda— para ganar cierto terreno para sus planteamientos autoritarios, antidemocráticos, o totalitarios. Tristemente, la maniobra está funcionando con ciertos medios de contrainformación, antisistema o antifascistas, arrastrados a una trampa tan obvia como rudimentaria. En lo que a mí se refiere, siempre he luchado sin atajos y seguiré haciéndolo. Defendiendo los mismos principios y valores por los que he luchado desde hace más de treinta años, por mucho que desde falsimedia a las ordenes de sus amos quieran manchar esa lucha para descalificarla, para desprestigiarla, para allanar el camino a sus mentiras. Por su propia definición, o por la definición reichiana que es la que yo manejo, el fascismo nunca podrá desmontar herramientas de poder desde el pensamiento crítico porque su esencia es la obediencia ciega, la sumisión, el miedo a la libertad y a la vida. Desde ahí luchamos, cada cual en lo que le toca, en su trinchera… espero haber dejado clara cuál es la mía. Salud.

Gracias Jesús, gracias por dedicarnos tu tiempo y gracias por tu labor...

A ti, a todos los que luchan.


Entrevista realizada por Valeria García. Imágenes cedidas por JGB.



XARRADA-DEBAT 2011 SIDA, MUNTATGE SOCIAL SALUT I MECANISMES DE PODER
LA MANDRÁGORA (VALENCIA)


[NOTA ACLARATORIA MAYO 2021:

Hice esta entrevista a Jesús en noviembre de 2020. Unos meses después anunció su intención de retirarse para dedicar su tiempo y energía a su familia y a la escritura de novelas. Esta es pues la última entrevista que ha concedido sobre su trabajo de investigación que seguirá disponible en los libros y artículos que ha publicado. Su investigación de más de un año en relación con la contrainformación sobre la Covid puede encontrarse recopilada en su blog SaludyPoder. A partir de ahora solo seguirá activo en su blog de literatura: Kefet. Las Escrituras de la Noche y trabajando en sus proyectos literarios, entre ellos, El Segundo Río y la Trilogía 1977.]


PARA SABER MÁS...

El blog que administra: Salud y Poder

Charlas y entrevistas:

Charla organizada por la Asamblea Libertaria de Almería.

La Sanidad contra la Salud (Charla en la Fira de Balaguer).

Microecología (Entrevista para Time for Truth):

Entrevista para Vida Sana (Rebelión).

Algunos artículos políticos-social-económicos en La Haine.

En cuanto al libro mencionado: El rapto de Higea.


AGRADECIMIENTO FINAL

Para mi, ya que no puedo hablar por nadie más, este trabajo abre una puerta, este trabajo nos permite ampliar un esquema que ya conocemos y que tan solo podemos ir completando entre nosotrxs. El mundo en el que vivimos y como se desarrolla, como mínimo, chirría… y sin importar en que parte del proceso personal nos encontremos para deconstruir todo lo que hemos asimilado (más bien todo lo que nos han impuesto con la intención de que sirvamos a esos intereses: ser medio de producción, perpetuar las cadenas de opresión que se producen como consecuencia de una estructura fascista y criminal… alejándonos y arrebatándonos los derechos básicos con los que debería contar cualquier ser vivo y la libertad de ser nosotrxs mismxs), independientemente del camino que estemos trazando personalmente, este trabajo proporciona el acceso a ese camino en el terreno de la salud, deconstruir ideas implantadas por el poder y la posibilidad de trazar nuestro propio camino desde una moral propia. Me opongo a la colonización de mi cuerpo, a la colonización de mis emociones y todo lo que es mío y quieran explotar para sus intereses. La lucha por la autogestión es destrucción y construcción… Así que personalmente, Jesus, Gracias...


sábado, 14 de octubre de 2017

¿Son necesarias las vacunas?

En el contexto de las multitudinarias protestas ciudadanas contra la ley que ha convertido en obligatorias once vacunas para todos los niños italianos, mi editor en Italia me propuso escribir junto al Dr. Enric Costa un artículo especial para publicar en la revista Scienza e Conoscenza. Comparto aquí el texto completo en castellano.




¿Son necesarias las vacunas?


No cabe duda que estamos ante una oleada de autoritarismo y desprecio de los derechos fundamentales consagrados en las constituciones de toda Europa. Administrar fármacos -vacunas incluidas- de modo forzoso con amenazas de multas e incluso retirada de la custodia de los hijos es una acción gravísima que viola derechos constitucionales nacionales, acuerdos europeos y tratados internacionales.
            Es fácil comprender que sería absurdo obligar por ley a adoptar prácticas saludables por mucho que estas estén suficientemente probadas y aceptadas mayoritariamente: ¿nos parecería razonable obligar a todo el mundo a hacer media hora de ejercicio diario? ¿a seguir estrictos regímenes alimenticios? ¿nos parecería razonable prohibir la venta y el consumo de tabaco? ¿Por qué entonces las leyes y decretos que obligan a vacunar a nuestros hijos parecen tan razonables a algunos, probablemente a muchos?
            Pues bien, ante el alarmante interés que están demostrando muchos políticos en Europa para obligar a la población al consumo de vacunas industriales bajo el peso de la ley, los ciudadanos y médicos que no nos vacunamos queremos reclamar nuestro derecho a ser dueños de nuestra vida individual; un derecho reconocido en todas las constituciones de los países democráticos y que los distingue de los países totalitarios y dictaduras.
            Pero por si esto no fuese suficiente, invitaríamos a estos políticos a que se hicieran la siguiente reflexión: Hace unos 60 años que existen las vacunaciones masivas; anteriormente solo se administraron a población reclusa, a huérfanos y a la soldadesca, hasta que en los años 50 y 60 empezaron a masificarse y a vacunar a casi toda la población infantil; por tanto cabe preguntarse… si son tan indispensables las vacunas como para hacerlas obligatorias… ¿cómo ha podido sobrevivir la humanidad durante cientos de miles de años… sin vacunas ni antibióticos?
            Si al reflexionar sobre esa realidad histórica no llegan a la conclusión de que las vacunas no parecen ser tan necesarias como las presentan, queremos informar al lector que algunos médicos pensamos que las vacunas no solamente no son necesarias sino que, además, carecen del más mínimo sentido biológico; y por carecer de sentido biológico pueden ser y, de hecho, lo son, peligrosas para la salud… ¿por qué decimos que no tienen sentido biológico las vacunas?... pues porque son una consecuencia de una teoría médica propia del siglo XIX que ha quedado totalmente obsoleta y superada por los propios avances en microbiología que se han producido en el siglo XX.


LA TEORÍA DE LA INFECCIÓN CONTRA
EL NUEVO CONCEPTO DE MICROBIOMA

Como hemos dicho, la teoría de la infección también denominada teoría microbiana de la enfermedad, nació en el último tercio del siglo XIX y fue como consecuencia de la aplicación de los primeros microscopios en medicina; con ellos se hicieron visibles unas formas de vida diminutas y hasta entonces invisibles: los microbios.
            Ese hallazgo dividió a la clase médica en dos grandes grupos: El primero de ellos lo formaron la mayoría de médicos de la época que pensaron que el microscopio no los había creado sino tan solo hecho visibles y que, por tanto, si los microbios estaban ahí, en nuestra piel, nuestra boca y nuestro intestino…sería por algo. Puesto que hasta la fecha habían pasado desapercibidos… quizá cumplían alguna misión que desconocíamos. En todo caso sería prudente esperar y observar. Este primer grupo de médicos dio muestras, con su actitud, de poseer virtudes propias del rigor científico: prudencia para afirmar novedades y paciente observación hasta recabar suficiente información para saber lo que realmente es aquello que se quiere conocer.
            El segundo grupo de médicos fue capitaneado por un industrial que no era médico, el conocido Louis Pasteur, y desde el primer avistamiento de los microbios afirmaron que producían enfermedades y que esos nuevos invitados eran peligrosos y que había que defenderse de ellos con productos industriales: antisépticos, sueros y vacunas.
            Era la primera vez que los veían con sus rudimentarios microscopios de apenas 20 ó 40 aumentos; no tenían experiencia previa, puesto que acababan de entrar en la escena científica y apenas habían avistado a unas pocas especies… sin embargo estas carencias de conocimiento no les impidió afirmar categóricamente que esos gérmenes recién vistos eran unos asesinos implacables. Este segundo grupo de médicos, desde luego, no dio muestras de prudencia científica, más bien, parecían tener prisa.
            Era el tiempo de la revolución industrial y, curiosamente, a la incipiente industria química y farmacéutica le pareció muy interesante la visión sobre los microbios que tenía este segundo grupo de médicos encabezados por el industrial francés Pasteur, puesto que si había que fabricar productos para defendernos de esos nuevos invitados significaba que el mercado era enorme. Esta gran simpatía entre la nueva teoría de la infección y el mundo industrial fue capital para que se instalara como teoría dominante y que su dominio se haya mantenido hasta el día de hoy.
            Así, en estos momentos, la inmensa mayoría, por no decir la casi totalidad de las personas, se trate de gente de a pie con una cultura media o de gente con títulos, carreras, másteres, especialidades y curriculums de altura, creen a pie juntillas que esa teoría es correcta. Es más, creen y confían en que en su día, sus defensores demostraron que era correcta como afirma cualquier enciclopedia, manual especializado o libro de texto escolar. Sin embargo, el lector debe saber que no es así en absoluto.


LOS PLAGIOS, FRAUDES
Y MENTIRAS DE PASTEUR

El mencionado industrial francés al que debemos la pasteurización plagió a su maestro Antoine Bechamp y a otros científicos alterando sus descubrimientos y tergiversándolos, se aprovechó del trabajo de sus colaboradores atribuyéndose el mérito de sus descubrimientos lo que, dicho sea de paso, le valió una pensión vitalicia del gobierno, y finalmente -como demuestran sus notas de laboratorio que quiso mantener ocultas- alteró resultados de sus experimentos para que encajaran con las ideas que quería defender: la culpabilidad de los microbios, idea que tampoco era suya, ya que cien años antes, en 1762, el Dr. M. A. Plenciz ya había publicado un libro titulado precisamente Teoría Microbiana de las Enfermedades Infecciosas.
            Habitualmente se alude a los famosos Postulados de Koch para afirmar que son la demostración de que la teoría de la infección es correcta. Pero los postulados no son propiamente una demostración, sino unos criterios que deberían servir para demostrar la culpabilidad de los microbios. De hecho sabemos que Koch cambió el primero y fundamental de los postulados que decía: "El microorganismo tiene que ser encontrado en abundancia en todos los organismos que sufren la enfermedad, pero no en organismos sanos". Las palabras finales fueron suprimidas ante la evidencia de que la inmensa mayoría de las personas sanas, como ya hemos explicado, tienen a las bacterias supuestamente responsables en su interior.
            Como ejemplo de que la teoría de la infección no se impuso tras un debate científico que estableciera su validez sino, como hemos apuntado, por intereses de la industria, citaremos dos declaraciones de principios del siglo XX suficientemente elocuentes: en el volumen 180 del 20 de marzo de 1909, la prestigiosa revista The Lancet, decía: "todos estos postulados raramente se cumplen, por no decir nunca... muchos organismos a los que se considera causantes de enfermedades se encuentran con frecuencia en personas sanas... por tanto no podemos confiar en los postulados de Koch como una prueba decisiva de causalidad".
            Por su parte, el Dr. M. L. Leverson, durante una conferencia en Londres el 25 de mayo de 1911, dijo estas palabras: "Toda la estructura de la teoría microbiana de la enfermedad descansa sobre asunciones las cuales, no solo no han sido probadas, sino que son imposibles de probar y muchas de ellas pueden ser contempladas como el reverso de la verdad".



UNA GUERRA CON “FUEGO AMIGO”.

            Entretanto, el primer grupo de médicos que hemos mencionado, el de los prudentes que no tenían prisa, comprobó unos años después y con microscopios de 400 y 600 aumentos que esos gérmenes que estaban siendo acusados de asesinos, en realidad, eran nuestros socios y vivían con y dentro de nosotros desde siempre. A partir de los años 70 se introdujeron en biología unos conceptos que no se conocían  en la primera mitad del siglo XX; estos nuevos conceptos fueron el de: ecosistema o hábitat natural y el de simbiosis de especies y el lector debe saber que, para muchos médicos y microbiólogos, los microbios que fueron identificados como causantes de enfermedades como la difteria, la meningitis, el cólera, la tuberculosis…  son gérmenes que poseemos todos los humanos en estado de salud y que, en realidad, nuestros gérmenes no son nuestros enemigos sino que son nuestros socios biológicos y conforman lo que se llama el microbioma humano. Nuestro cuerpo es su ecosistema y cumplen una serie de funciones digestivas, metabólicas, defensivas insustituibles, por lo que son nuestros apreciados simbiontes.
            Volveremos enseguida a estos descubrimientos, pero antes queremos explicar cuáles han sido las consecuencias que ha tenido para la población de occidente el dominio académico y mediático de la obsoleta y decimonónica teoría de la infección sobre la realidad del microbioma comprobada con mucho más tiempo y mejores medios.
            Hemos dicho que el primer grupo de médicos era mayoritario a finales del siglo XIX y principios del XX y eso protegió a la población de ser medicados con las primeras vacunas y productos antisépticos que eran tan tóxicos y peligrosos que todos, sin excepción fueron abandonados unos años después. Pero, después de la segunda guerra mundial, el predominio indiscutible de la teoría de la infección era total y, desde entonces (años 50 y 60) se procedió a la vacunación masiva de toda la población y al consumo también masivo de antibióticos.
            Las vacunas prometían tener la capacidad de mejorar nuestro sistema inmunitario y hacerlo más eficiente frente al ataque de los gérmenes; y los antibióticos habían demostrado que mataban a los gérmenes porque les impedían la síntesis de proteínas necesarias en su metabolismo de membrana. En los años 90 se supo que tenían esa acción letal sobre los gérmenes porque afectaba el ADN de éstos y distorsionaban su mensaje genético.
            Hay que decir que los antibióticos serían una medicación antibacteriana ideal, para los que creen que nuestros gérmenes son agresivos, si en realidad ejercieran su acción tóxica sólo y exclusivamente sobre el grupo de bacterias que se cree que son la causa de la enfermedad y sobre la zona o el órgano del cuerpo que se cree infectado; por ejemplo si ante un diente infectado o una herida en un determinado sitio… el antibiótico sólo actuara sobre esas bacterias y esa zona aislada del organismo… pero eso no es así ni remotamente. Resulta que la acción tóxica del antibiótico no es selectiva en absoluto y ataca igualmente el ADN nuclear y al ARN mitocondrial de las bacteria y de todas las células de nuestro organismo, provocando los mismos estragos. No es posible, hasta la fecha, separar el ataque sobre las bacterias del ataque sobre nuestras células.


LOS EFECTOS COLATERALES
DEL BOMBARDEO INDISCRIMINADO.

Como la visión paranoica de la infección ha sido dominante y excluyente desde los años 60 del siglo pasado, como consecuencia, toda la población ha sido sometida a múltiples vacunaciones con la intención o, podríamos decir, la promesa prematura de que con esa práctica se iba a mejorar el sistema inmunitario de las nuevas generaciones que, por ello, se iban a convertir en los primeros humanos cobaya que se iban a someter a una nueva experiencia que no conocían sus antepasados.
            Pasaron unos pocos años y a finales de los años 70 empezaron a aparecer unas enfermedades nuevas y desconocidas: Enfermedad de Kronn, esclerosis múltiple, colitis ulcerosa, intolerancias alimentarias, dermatitis, alergias variadas…  que se hicieron cada vez más frecuentes y afectaban exclusivamente a la joven generación de cobayas que se habían sometido al experimento de mejorar su sistema inmunitario mediante las vacunas.
            Pero lo que más sorprendió a los patólogos de los años 70 fue descubrir que esas nuevas enfermedades estaban siendo producidas por el propio sistema inmunitario de esos individuos a los que se había vacunado múltiples veces con la intención de mejorar ese mismo sistema inmunitario. Lo tuvieron tan claro que las llamaron enfermedades autoinmunes porque vieron claramente que el sistema inmunitario de estos enfermos, de repente, se había vuelto traidor y en vez de defender al organismo como había hecho siempre, por alguna razón, identificaba a los propios órganos y sistemas como alienígenas y los atacaba con todo su potencial.
            Esas enfermedades empezaron a aparecer en la década de los 70 y han ido aumentando en frecuencia de una manera exponencial, hasta tal punto que las enfermedades autoinmunes afectan casi a la mitad de la población en la primera década del tercer milenio.
El sistema sanitario y docente oficial niega, rotundamente, cualquier relación entre el hecho de haber manipulado masivamente el sistema inmunitario por primera vez en la historia… y la aparición, por primera vez en la historia, de una enorme cantidad y variedad de enfermedades autoinmunes… pero… ¿qué opina el lector?
            Las nuevas generaciones de ciudadanos cobaya no solo padecen de enfermedades autoinmunes, sino que se ha detectado también una situación totalmente novedosa a la vez que demoledora que nosotros achacamos a la acción de los antibióticos. Sabemos que estas sustancias matan bacterias y paralizan su reproducción porque afectan a su ADN y sabemos que no hay forma de impedir que afecten también al ADN de nuestras propias células; como consecuencia de este ataque continuado al ADN de las nuevas generaciones se han producido dos fenómenos graves: la infertilidad de los jóvenes cobayas; según los informes del Banco Mundial, la fertilidad ha disminuido en el mundo un 50% en los últimos cincuenta años; y la aparición masiva de las denominadas enfermedades raras que son un grupo de nuevas enfermedades que se caracterizan por su atrocidad, puesto que como son consecuencia de alteraciones del ADN y ARN, los niños descendientes de padres cuyos genes están distorsionados nacen con malformaciones en órganos y sistemas. En la actualidad hay controlados 27 millones de casos en Europa, otro tanto en Estados Unidos y 42 millones en Iberoamérica, es decir unos cien millones de personas entre Europa y América; nunca hubo una epidemia de tal magnitud ni ferocidad.


LOS ÚLTIMOS DESCUBRIMIENTOS DE LA BIOLOGÍA
DAN LA RAZÓN A LOS MÉDICOS TRADICIONALES

Hemos dicho que las primeras vacunas despertaron la desconfianza de los médicos tradicionales y naturales que entendían que los problemas de salud respondían a condiciones de vida individuales y no a supuestas invasiones que provocaran enfermedades en serie para ser combatidas con productos también fabricados en serie. Pues bien, como ya hemos apuntado, las más recientes investigaciones en biología están dando la razón a esos médicos que trataban enfermos y no enfermedades y poniendo en evidencia la guerra autodestructiva contra los microbios.
            De hecho, uno de los descubrimientos claves se produjo a mediados del siglo XX y poco a poco va ganándose el respeto de más y más profesionales y académicos: nuestras células son el resultado de la fusión de diferentes microorganismos que continúan viviendo en simbiosis, de modo que nuestro ADN integra la información genética de bacterias y virus, y en nuestras células continúan viviendo antiguas bacterias que posibilitaron la obtención de energía a partir del oxígeno: las mitocondrias celulares, que tienen su propio ADN y que son tan sensibles a los antibióticos como cualquier otra bacteria de nuestro microbioma.
            La primera descripción del microbioma -que incluye bacterias, arqueas, levaduras, eucariotas unicelulares, helmintos, hongos y virus- ya le valió un Premio Nobel al microbiólogo Joshua Lederberg en 1958. Ahora, sesenta años después, sabemos que la madre trasmite poblaciones de microbios al feto durante su estancia en el útero -se han encontrado bacterias en la placenta, en el cordón umbilical, en el líquido amniótico, en membranas fetales y en el meconio- sumándose posteriormente otras durante el parto vaginal y, una vez nacido el bebé, mediante el contacto piel con piel y a través del calostro y la leche materna que contienen 700 especies bacterianas, cuya función es aún desconocida pero que muy probablemente tendrán relación con los mecanismos de equilibrio y convivencia que caracterizan la simbiosis.
           




¿TENEMOS UN EJÉRCITO DEFENSIVO O
UN SISTEMA REGULADOR DE LA SIMBIOSIS?

La teoría de la infección planteaba una visión belicista de salud, como si las enfermedades fueran invasiones que llegan del exterior y nada tienen que ver con nuestros hábitos de vida o nuestra alimentación o el estado de pureza del aire que respiramos, sino con ejércitos invasores. Esa visión trasnochada y un poco paranóica se complementaba con otro elemento imprescindible en cualquier enfrentamiento bélico: un ejército defensivo encargado de luchar contra los microbios y que podría entrenarse para ello mediante la administración de vacunas, que serían una imitación debilitada del enemigo para conocerlo y aprender a neutralizarlo.
            La pregunta que nos hacemos ahora es si es real ese ejército, si realmente hay que interpretar el llamado "sistema inmunitario" de ese modo y si es cierto que su función principal sea luchar contra los microbios. Así es como se interpreta desde una lógica belicista, pero si se aplica la lógica de la cooperación en lugar de la lógica del enfrentamiento, entonces no puede por menos que sonar contradictorio que la naturaleza nos haya dotado de una multitud de pequeños colaboradores que cumplen funciones a veces tan cruciales como regular el crecimiento del feto, y al mismo tiempo pusiera ahí, a su lado, un ejército para exterminarlos.           
            Hagamos un esfuerzo para mirar sin prejuicios. Según los cálculos más recientes, nuestro organismo tiene por término medio unos 37 billones de células, un uno por ciento de las cuales muere cada día y debe ser repuesto. Partes de estas células son aprovechables, es decir, reciclables, pero el resto, al igual que los productos de desecho del metabolismo es literalmente basura que hay que eliminar: el reciclaje y la eliminación de la basura son tareas fundamentales para la salud medioambiental en un pueblo y en un organismo, que es un ecosistema a pequeña escala.
            ¿Quién hace esa tarea? ¿Quiénes son los basureros del cuerpo? Una vez más, las recientes investigaciones van dando la razón a las medicinas tradicionales y naturales. Tanto la tarea fundamental de limpieza como otras relacionadas con la producción de energía o la regulación de la convivencia las lleva a cabo un sistema desarrollado como fruto de la interacción con el entorno durante miles de millones de años que se denominó "sistema inmunitario" desde el paradigma belicista pero que con los conocimientos actuales podríamos denominar a partir de sus funciones "sistema de reciclaje y limpieza", o mejor aún "sistema de regulación de la simbiosis" ya que la finalidad última de todas las tareas que cumple es la buena convivencia.
            En los límites de un artículo no podemos explicar en detalle la compleja estructura de este sistema y las funciones que realiza en colaboración con numerosos órganos y tejidos. La idea clave que queremos trasladar es que no se trata de un ejército que luche contra los microbios que nos invaden, sino que cumple diversas tareas para mantener el equilibrio interno y la simbiosis con nuestros microbios.
            Aún no conocemos con precisión cuando comienza y cuánto dura el desarrollo de ese sistema y de sus conexiones con el resto del organismo así como de las interacciones con bacterias y otros microorganismos del microbioma. La neurología, la psicología, la neonatología, la endocrinología, la bioquímica y otras disciplinas van añadiendo poco a poco elementos a un proceso estimado en torno a los dos años, lo que supone que una gran parte de las vacunas se administran en el momento en que se está desarrollando ese delicado y complejo proceso de maduración, lo que con toda probabilidad debe jugar un papel en las llamadas "reacciones adversas" pero también en todos los nuevos problemas de salud y enfermedades que ya hemos mencionado.
            En definitiva, nuestras investigaciones nos llevan a concluir que las vacunas no tienen sentido biológico, es decir, no se corresponden con la lógica de los procesos vitales, y no tienen base teórica demostrada. Como consecuencia de todo ello, dudamos profundamente que hayan podido erradicar enfermedades o proteger contra ellas; más bien creemos que sucede lo contrario: son peligrosas para la salud y la vida, y responsables con toda probabilidad de una multitud de nuevas enfermedades graves, crónicas y degenerativas.

            Los argumentos que hemos expuesto en este artículo nos parece que refuerzan la legitimidad de la lucha que en estos momentos está llevando a cabo la ciudadanía en Italia y que muy probablemente se extenderá a otros países ya que, a la vista de los daños que han causado ya las vacunas y del enorme peligro que suponen de cara al futuro, es más importante que nunca buscar información crítica, difundirla al máximo y oponerse firmemente a las leyes y decretos que pretenden impedir nuestro derecho a decidir.


El Dr. Enric Costa (Gandía, 1955) es licenciado en medicina y cirugía y ejerce desde hace 38 años como médico de familia desde un perspectiva holística. En 2016 escribimos y publicamos conjuntamente el libro Vacunas: una reflexión crítica, publicado por iEdiciones en castellano y por Llibres de l'Index en catalán.


Artículo publicado inicialmente en el número 62 de la revista Scienza e Conoscenza, en septiembre de 2017, con el título "I vaccini: sono davvero necessari?".


lunes, 16 de enero de 2017

Mi última intervención en Facebook

AVISO A NAVEGANTES

Con el cierre del año, cerraré mi cuenta de facebook.
La escritura reclama para sí el tiempo y el esfuerzo que ahora empleo aquí.
Mantendré -por ahora- mi blog sobre salud, mi blog sobre literatura y mi correo electrónico, aunque dudo que sea por mucho tiempo.
Gracias por vuestra atención a quienes me hacéis llegar piropos y felicitaciones y también a los críticos e incluso a los insultones: seguro que todo ha resultado enriquecedor en este foro.



Con este breve texto me despedí de facebook a las 00:00 horas del 31 de diciembre.
Por si algunos seguidores de los debates que allá mantenía tiene interés en mis argumentos, cito aquí una intervención mía en la que hacía una síntesis de los más discutidos en estos últimos meses.


Habida cuenta del aumento del interés por mis intervenciones, argumentos o planteamientos -un interés que no me merezco puesto que soy un mero intermediario que difunde la información crítica, no manipulada por el poder o al servicio de intereses de los de Arriba- se me ocurre resumir aquí algunas cuestiones por las que constantemente se me interpela para evitar que los visitantes de este foro se cansen leyendo una y otra vez las mismas preguntas a las que obviamente voy a dar las mismas respuestas -mientras no se presente nueva información que pueda yo analizar, contrastar y reflexionar- y para evitarme yo mismo un tiempo que, la verdad, algunos se merecen bien poco.

Ruego pues encarecidamente que antes de plantearme -en los múltiples hilos que aquí vamos abriendo- las mismas preguntas de siempre, se consulte este pequeño resumen, que incluirá también enlaces para ampliar y contextualizar. Ni que decir tiene que continuaré manteniendo mi disposición a debatir todo aquello que se quiera debatir y que no esté respondido aquí, siempre que no sean -como ya he advertido muchas veces- cuestiones privadas, intentos de descalificación, injurias varias o excursiones a los cerros de Úbeda, practicadas todas ellas con demasiada profusión por algunos de nuestros visitantes y que se responden y descalifican por sí mismas.


SALUD Y SISTEMA SANITARIO

Quienes piden que justifiquemos que tal o cual terapia natural entre a formar parte del Sistema Sanitario, lo hacen desde un enfoque ya dado. Su defensa ciega del modelo médico moderno los sitúa en un enfrentamiento entre medicina moderna y terapias naturales. Yo no contemplo las cosas así, ni siquiera creo que lo más importante sea hablar de medicinas o terapias. En primer lugar hay que hablar de salud y de cómo cultivar nuestra capacidad para responsabilizarnos de ella y tomar nuestras propias decisiones.

En este sentido, el análisis previo desborda el terreno de lo científico-médico y entra en terreno cultural, social, político, económico. Para conseguir el primer objetivo, es preciso conocer las relaciones de poder que actúan en el campo de la salud y la enfermedad y actuar para desmontarlas o al menos oponerse a ellas en lo posible.

A partir de ahí, podemos hablar de sistema de salud o sistema sanitario, que en estos momentos se encuentra bajo la influencia o el control de esos poderes: económico, político, académico, que condicionan su concepción, su funcionamiento y el concepto de salud que se le traslada a la mayoría.

Quien sea capaz de juzgarlo sin prejuicios, encontrará que en mayor o menor medida, estos sistemas están fracasando a la hora de ayudar a la gente. Y desde luego, un cambio de políticas sanitarias que de verdad atendiera las necesidades de la gente debería comenzar por una evaluación independiente de su funcionamiento para poner en evidencia los errores a corregir.

Por mi parte, yo creo urgente y de extrema necesidad cambiar ese enfoque. Es decir, parto de la idea de que los sistemas sanitarios necesitan un cambio radical que debe empezar por el concepto de salud. Ese principio debería ser el que determine los cambios que hagamos a todos los niveles: de contenido, organizativos, de gestión... teniendo como meta un sistema de salud público, holístico y autogestionado.

En estos momentos, los sistemas sanitarios y todo el modelo médico dentro y fuera de él, parten de un enfoque de la salud que se caracteriza por un reduccionismo mecanicista, una concepción estática de la salud-enfermedad como cosas opuestas y en consecuencia una visión belicista de combate a la enfermedad para conseguir la salud, en particular a partir de la imposición sin pruebas de la Teoría Microbiana que desplaza radicalmente la prevención de los hábitos de salud a las vacunaciones masivas y el tratamiento de las enfermedades a la guerra química contra los microbios, todo ello con gravísimas consecuencias a múltiples niveles.

Si cambiamos ese enfoque por uno dinámico en el que salud y enfermedad son elementos de un mismo proceso de equilibrio y lo que llamamos enfermedad la señal de procesos biológicos de reequilibrio de nuestro ecosistema interno, y si además abrimos la mirada a todos los aspectos implicados trascendiendo lo meramente fisiológico, es evidente que diseñaremos nuestros sistemas sanitarios de otro modo: buscaremos aquellos procedimientos, disciplinas, recursos, técnicas, terapias o medicinas que nos ayuden a conseguir ese objetivo. Y entonces, cobrarán más importancia las ciencias de la salud que se centran en los hábitos de vida saludables y las medicinas que actúen a favor de la naturaleza, situando en un segundo plano, es decir, como recursos alternativos, aquellas que actúen contra los procesos naturales y que puedan ser útiles en determinadas circunstancias.

De este modo, teniendo claro el objetivo a conseguir, será más factible ponerse a pensar en los medios para conseguirlos. No se trata pues de decidir qué cosa debemos incluir en el actual sistema, sino qué concepto de salud tenemos para saber qué cosas sirven a nuestro objetivo y cuáles no, y con las que valen, construir un sistema radicalmente distinto. 

Que los estudios clínicos son una herramienta valiosa sería absurdo negarlo; que son la única herramienta admisible no es que sea absurdo o deshonesto, que también, sino que iría marcadamente en contra de los objetivos propuestos.

No propongo, por tanto, desterrar los estudios clínicos habituales, propongo gestionarlos de modo que se garantice su independencia y situarlos en el lugar que le correspondan en función de su utilidad precisa y limitada, y por tanto, sumándolos a otras herramientas que nos permitan complementar nuestro conocimiento para poder valorar y tomar decisiones adecuadas en función de nuestro objetivo que, como hemos dicho, no es reduccionista sino global y por tanto debe proceder de una globalidad de recursos derivados del conocimiento empírico, el razonamiento, la lógica, el saber social acumulado, la filosofía, la capacidad de síntesis entre la experiencia y lo racional, la memoria, la intuición... todo ello con la participación de todos los implicados y complementado con las medidas necesarias para contrarrestar la influencia y el control que actualmente ejercen los poderes políticos, económico y académicos.


TEORÍA MICROBIANA/ VACUNAS

Comencé a buscar información sobre este tema a partir del nacimiento de mi hija -que ahora tiene 24 años. En ese tiempo he leído, intercambiado experiencias con padres críticos, entrevistado a especialistas y analizado numerosas fuentes, en particular durante los trabajos preparatorios del libro escrito a medias con el Dr. Enric Costa. En este momento, mi posición al respecto es la siguiente:

-- Las vacunas no tienen sentido bio-lógico, es decir, no se corresponden con la lógica de los procesos vitales.
-- Las vacunas no tienen base teórica, puesto que no existe una teoría que explique de tal modo el origen de las enfermedades que las vacunas puedan cumplir un papel preventivo.
-- Como consecuencia de ello, podemos afirmar que las vacunas no han erradicado enfermedades ni pueden proteger contra ellas.
-- Más bien sucede lo contrario: son peligrosas para la salud y la vida y responsables con toda probabilidad de una multitud de nuevas enfermedades graves, crónicas y degenerativas.
-- Las vacunas se mantienen gracias al enorme poder de sus fabricantes y el abandono de nuestra salud en manos ajenas y no por motivos científico-médicos.

No todos los argumentos son ni pueden ser estudios clínicos como algunos pretenden. Hablamos de un tema complejo que exige argumentos complejos y pluridisciplinares: argumentos históricos, argumentos lógicos, argumentos epistemológicos, datos estadísticos, conocimientos de biología, de genética, de fisiología, de neurología, de bioquímica, de medicina... En nuestro libro...

... explicamos que las vacunas no tienen sentido bio-lógico explicando los entresijos de la vida desde el nuevo paradigma que se abre paso en biología y que explica de otro modo nuestra relación con los microbios o las mal llamadas funciones inmunitarias o las mal llamadas enfermedades;
... explicamos que las vacunas no tienen base teórica argumentando que la teoría microbiana es incorrecta;
... explicamos que las vacunas no pueden ser sino perjudiciales porque su lógica de funcionamiento no se corresponde con la lógica de la vida, de los procesos vitales, de los procesos de reequilibrio que tienen lugar en el medio interno y que pueden explicarse desde un enfoque microecológico;
... y explicamos que a pesar de todo ello, las vacunas se mantienen por razones de poder, y argumentamos esta conclusión mediante análisis sociológicos, históricos, filosóficos, económicos, cifras, datos, investigación periodística, análisis crítico, reflexión rigurosa, independencia de todo interés que no sea el interés por ayudar a la gente.

Hasta el momento, ninguno de los visitantes que han afirmado que la Teoría Microbiana es correcta ha sido capaz de aportar las pruebas que les he solicitado.

Para una exposición completa del análisis crítico llevado a cabo por el Dr. Costa y por mí, ver Vacunas: una reflexión crítica (referencia completa más abajo). Presentaciones del libro (videos).


MONTAJE SIDA

Comencé a investigar este tema en 1994. Desde el principio tuve claro que el "SIDA" es un dispositivo de poder y que por tanto no puede comprenderse en toda su complejidad si lo analizamos desde el ángulo científico-médico.

El Montaje SIDA -como algunos hemos decidido llamarlo a partir del conocimiento que hemos adquirido sobre el tema durante muchos años- es muy complejo, y abarca muchos terrenos en los que están implicadas muchas disciplinas: los aspectos científico-médicos son sin duda relevantes, pero muchos no los consideramos los más importantes y decisivos; hay otros elementos que apuntan a aspectos sociales, políticos, económicos, morales, religiosos, filosóficos, mediáticos, legales, laborales, emocionales... sin los cuales no es posible entender ese montaje y, desde luego, nadie puede reunir ese cúmulo de conocimientos y experiencias por sí solo, de modo que la mayoría hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo a aprender, a analizar críticamente, a reflexionar y compartir.

En mi caso, llevo implicado en este tema desde 1994, sobre todo como activista y periodista, y desde entonces he leído cientos de artículos científicos, una multitud de material periodístico, legal e informativo, he asistido a cursos y entrevistado a médicos, inmunólogos, biólogos, microbiólogos, genetistas, abogados, periodistas, afectados, activistas... todo ello me ha llevado a la posición en la que estoy, una posición que se sostiene en la valoración crítica y honesta de todo ese material y que puede cambiar si se me aportan otros materiales, otras evidencias, otras pruebas, otros argumentos... cosa que por ahora no ha ocurrido.

Sintetizo a continuación los elementos más importantes que los críticos del Montaje SIDA hemos ido elaborando en el terreno científico-médico (que, como digo, no es el único ni el más trascendente):

1. El “SIDA” no es una nueva enfermedad infecto-contagiosa.
2. El “VIH” no ha sido aislado, fotografiado, caracterizado ni secuenciado.
3. No se ha establecido el mecanismo mediante el que el “VIH” destruye los Linfocitos T4 ni cómo esto produce inmunodeficiencia.
4. Los tests no cumplen los mínimos requisitos para ser fiables.
5. Los “recuentos de defensas” no tienen significado biológico o clínico.
6. Las “mediciones de carga viral de VIH” son un artefacto tecnológico sin reflejo real.
7. Los “tratamientos antivirales” son tóxicos causantes de malformaciones, graves problemas de salud y muertes.
8. Las previsiones epidemiológicas han resultado fallidas.

Por el momento ningún visitante que haya afirmado confiar en la versión oficial del SIDA ha sido capaz de aportar pruebas de ninguna de las afirmaciones oficiales. Cosa que por otro lado viene sucediendo cada vez que los críticos las solicitan, incluso cuando un Premio Nobel de Química las solicitó al propio Dr. Monganier. Tan solo un visitante contestó a algunos argumentos parciales míos sobre el supuesto aislamiento del VIH, contestación que tuvo su correspondiente respuesta pormenorizada y que aún permanece sin réplica.

Para una exposición más completa de todos los aspectos implicados en el Montaje SIDA, referencias, bibliografía, enlaces, entrevistas y descripción de numerosas acciones de reivindicación llevadas a cabo, ver La Sanidad contra la Salud (referencia completa más abajo).


MEDICINA CONVENCIONAL Y LAS OTRAS MEDICINAS

-- Denomino a la medicina que domina la mayoría de los sistemas sanitarios actuales “medicina moderna occidental”. A veces complemento con una serie de calificativos —cuya justificación sería muy largo de detallar aquí: “reduccionista”, “mecanicista”, “industrializada”, “belicista”...
-- Denomino “medicinas tradicionales” o “ciencias de salud tradicionales” exclusivamente a las que se inscriben dentro de una tradición, en el sentido estricto del término, como la medicina china, la ayurvédica y otras similares.
-- Al resto de las medicinas, terapias, técnicas, disciplinas... las denomino por su nombre propio: homeopatía, naturopatía, terapia craneo-sacral...
-- Utilizo las denominaciones genéricas “medicinas naturales” o “terapias naturales” para referirme a cualquier medicina o terapia —independientemente de su antigüedad, origen, metodología específica— que cumpla la condición de actuar a favor de la naturaleza, es decir, de favorecer los procesos naturales, por contraposición a medicinas o técnicas que actúan en contra de la naturaleza, es decir, bloqueando, reduciendo o estorbando los procesos naturales. Conste a modo de aclaración que esta división no implica un criterio absoluto de elección ante situaciones concretas.
-- Entiendo que una cosa “funciona” cuando cumple con el objetivo para el que se concibió. Obviamente, cada cosa debe ser juzgada en función de ese objetivo y no de los objetivos de otra cosa, menos aún si es cualitativamente distinta o peor aún, opuesta.


HOMEOPATÍA

Otro tema que obsesiona especialmente a los ultras de la medicina moderna es el de la Homeopatía. El argumentario que repiten una y otra vez incluye atribuir las curaciones al efecto placebo, acusaciones de vender agua con azúcar puesto que en los preparados homeopáticos no hay materia alguna y, ya los más duros, entran directos al insulto y la descalificación acusando a quienes la practican de estafadores.

Invariablemente, estas acusaciones se hacen apoyándose en el Método Científico que, para muchos, en particular para los fanáticos cientificistas que pretenden que el mundo empieza y acaba en lo meramente material y cuantificable, es la única herramienta válida para conocer, analizar, valorar o juzgar, y por tanto, el único modo de establecer lo que “funciona” y lo que “no funciona”, frontera esta que según ellos delimita lo que es “medicina” y lo que no lo es.

Es lógico pensar que una herramienta concebida para actuar en un estrecho ámbito no puede utilizarse para conocer, valorar o medir cosas pertenecientes a otros ámbitos. Quienes se empeñen en hacerlo están condenados a falsear los resultados y si lo hacen a sabiendas simplemente estarán mintiendo y manipulando. A pesar de esto, hay quien da un paso más y afirma que todo aquello que su herramienta no puede conocer no existe, un ejercicio de totalitarismo intelectual, absurdo racional, mediocridad científica y deshonestidad manifiesta.

Ahora bien, aunque ciertas medicinas, ciencias de la salud y terapias tradicionales precisamente por su carácter holístico, no puedan ser medidas o valoradas mediante una herramienta que se limita un estrecho campo de acción, el método científico puede al menos abordar una parte de su funcionamiento y responder a las preguntas que en el terreno puramente material o fisiológico se planteen.

Aunque la homeopatía no es una medicina tradicional sí que comparte con ellas un enfoque holístico de la salud, y es por ello un ejemplo de lo que venimos explicando. El método científico —a menos que evolucione y se abra a territorios que ahora no aceptan la mayoría de los científicos— no puede estudiarla en su totalidad, pero puede responder a las descalificaciones usuales de sus críticos, en particular a la que considera que en los remedios homeopáticos no hay materia y por tanto sus efectos se deben al efecto placebo.



CIENCIA Y MÉTODO CIENTÍFICO

No cabe duda que la ciencia ocupa un lugar relevante en el mundo moderno: gran parte de lo que los habitantes de las zonas privilegiadas de ese mundo considera valioso se apoya en la ciencia. La ciencia ha permitido un enorme progreso material especialmente en lo referido a todo aquello que tenga utilidad práctica.

Al mismo tiempo, una inmensa mayoría de la población, que no conoce en profundidad las diversas ramas de la ciencia, no solo acepta sin rechistar ese lugar de privilegio para una disciplina que ignora, sino que precisamente esa ignorancia hace que depositen en ella una fe ciega facilitando así que el lenguaje científico se haya convertido en una especie de metalenguaje que funciona como un legitimador de la verdad, y ello a pesar de que ni desde fuera ni desde dentro de la propia ciencia se considera que esta pueda servir para establecer verdades.

Pero lo más grave es que esa función de legitimación es utilizada por grupos privilegiados a diferentes niveles dentro de las complejas relaciones de poder que caracterizan nuestras sociedades con la finalidad de imponer su discurso, sus intereses y su visión del mundo, y en definitiva para ejercer el poder y mantenerse en sus posiciones de privilegio.

Creo que para un movimiento socio-político como Podemos, que aspira a la justicia social, a promover los cambios necesarios para conseguirla, a despertar de alguna forma a esa enorme cantidad de gente que en estos momentos padece una indolencia brutal que paraliza las transformaciones y los anhelos de justicia, para una fuerza así, el análisis crítico de las relaciones de poder, de su utilización del lenguaje y las herramientas de la ciencia y de su capacidad de manipulación y control de instituciones y grupos sociales en terrenos tan sensibles como el de la salud, la protección del medio o la educación, es una obligación ética irrenunciable.

Desde ese punto de vista creo que debería ser bienvenido cualquier debate destinado a favorecer ese análisis crítico libre de prejuicios, ideas preconcebidas, actitudes de rechazo o ceguera intelectual y especialmente de planteamientos y enfoques que favorece directa o indirectamente, consciente o inconscientemente el dominio de esos grupos privilegiados.

Mi respeto por la ciencia incluye como complemento obligado el combate a los científicistas que en mis artículos y libros he denominado "fundamentalistas científicos" y otros denominan "pseudoescépticos", y que con tanto fervor acuden a este foro no siempre con sanas intenciones aunque casi siempre con tal grado de torpeza y zafiedad que casi no hay que esforzarse para ponerlos en su sitio ya que ellos mismos se encargan de ponerse constantemente en ridículo dejando al descubierto la mala fe de la mayoría de sus intervenciones, la enorme frustración que acumulan (quizá porque no consiguen rentabilizar sus ataques) y lo más importante la falta total de argumentos y evidencias que respalden sus furibundos intentos de censura inquisitorial propia de momentos históricos que todos quisiéramos olvidar.

En el caso particular de este foro, parece evidente que una parte de sus visitantes se encuadran en este grupo, bien de modo formal y autodeclarado, bien porque sus actitudes, su argumentario y sus tácticas reproducen habitualmente las señas de identidad de estos grupúsculos: defensa explícita o soterrada o inconsciente de los intereses del Poder... exigen pruebas pero no las presentan, si se les aporta evidencias atacan a quien las aporta o al medio en el que se publican, si se les arrincona poniéndolos en evidencia declaran sin la menor vergüenza que quienes les pedimos pruebas no somos capaces de entenderlas y eso los dispensa, y, como aderezo habitual y en generosas cantidades: intentos de descalificación, ataques personales, difamación, injurias de todo tipo -especialmente las que aluden a un supuesto interés económico-, complejo de superioridad, agresividad, criminalización del diferente, desprecio por el crítico y defensa de lo establecido, mesianismo, discurso paranoide, fanatismo, etnocentrismo científico y fascismo subyacente.

Más información sobre fundamentalismo científico:

Fundamentalismo científico como pseudociencia (una reflexión del Biólogo y científico titular del CSIC Emilio Cervantes).



[BREVE ACLARACIÓN SOBRE CONFLICTOS DE INTERESES]

Mi interés fundamental en el terreno de la salud es la búsqueda de la verdad y el conocimiento para compartirlo y ayudar a que todos podamos cultivar nuestra propia salud sin depender de otros, especialmente si esos otros forman parte de herramientas de dominación al servicio de los de Arriba. Toda otra cuestión que pueda entrar en conflicto con esta queda automáticamente fuera de consideración. No soy médico, ni terapeuta, ni curandero, ni pretendo serlo. Me gano y me he ganado siempre el pan con el sudor de mi frente, en los últimos treinta años como maestro, y la inmensa mayoría del trabajo que hago en este terreno es voluntario. 

Llevo años dando charlas, conferencias, talleres, cursos y presentaciones de libros; solo recuerdo haber cobrado por ello durante mi participación en unas jornadas organizadas por la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla ocasión en que se me abonó el estipendio habitual estipulado por la universidad. Mis colaboraciones remuneradas en varias revistas divulgativas son absolutamente incondicionales: esto quiere decir que jamás he recibido pago, privilegio o ventaja alguna por escribir algo que no fuera aquello que en conciencia decidiera escribir como fruto de mi trabajo de investigación que me esfuerzo porque sea lo más riguroso y honesto posible.

Finalmente, he publicado los siguientes libros:

-- El rapto de Higea. Mecanismos de poder en el terreno de la salud y la enfermedad. Barcelona, Virus, 2009.

-- Il potere occulto dell'industria della sanitá. La veritá sui meccanismi di controllo delle case farmaceutiche. Cesena, Macroedizioni, 2013.

-- La sanidad contra la salud. Una mirada global para la autogestión. Madrid, iediciones, 2015.

-- Vacunas: una revisión crítica a partir de la historia de la medicina y los últimos descubrimientos de la biología (co-autor: Dr. Enric Costa). Madrid, iediciones, 2016.

-- Vacunes: una reflexió cfritica a partir de la història de la Medicina i dels darrers descobriments en Biologia (co-autor: Dr. Enric Costa). Barcelona, Llibres de l'Index, 2016.