Bioelectromagnetismo y salud
En 1951 el físico alemán Winfried Otto Schumann predijo mediante cálculos matemáticos la existencia de una resonancia magnética entre la superficie de la Tierra y la Ionosfera. Posteriores estudios confirmarían su hipótesis y apuntarían que esa resonancia -que terminaría conociéndose como Resonancia Schumann- podría ser la conexión entre el campo magnético de la Tierra y los campos magnéticos de los seres humanos, teniendo ello incidencia en nuestros procesos vitales y, por tanto, en nuestra salud.
Un elemento clave de esa conexión es la glándula pineal, órgano situado en el centro del cerebro que es precisamente el encargado de segregar melatonina -hormona con complejas funciones biológicas entre las que destaca la regulación de nuestros biorritmos- y dimetiltriptamina (DMT) -sustancia natural considerada el más potente alucinógeno que existe-.
Lewis Hainsworth constató que las radiaciones electromagnéticas de extremadamente baja frecuencia pueden producir desordenes mentales, conductas antisociales, perturbaciones neurológicas y somatización de esos estados alterados así como procesos de crecimiento anormal de tejidos e inmunodeficiencia. Entre otras cosas porque interfieren en la Resonancia Schumann.
Jesús García Blanca.
Artículo publicado en el número 156 (enero, 2013) de Discovery DSalud.