viernes, 17 de mayo de 2019

¿"Pseudoterapias" o Pseudoperiodismo? (Entrevista a Jesús García Blanca)

Hace unos días, estudiantes de periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid me entrevistaron como parte de la documentación que reunían para la elaboración de un trabajo sobre la difusión de "pseudoterapias" en los medios de comunicación, centrándose especialmente en la homeopatía.

No me está permitido difundir el contenido del trabajo aunque, con permiso expreso de sus autoras, sí que puedo compartir públicamente la entrevista que me hicieron por lo que pueda aportar al debate en marcha sobre las mal llamadas "pseudoterapias" y en la que puntualizo algunas cuestiones básicas que me parecen de interés de cara al tratamiento de estas noticias por los medios de comunicación.



ENTREVISTA:


Preguntas sobre la difusión de información 
científica/pseudocientífica en los medios de comunicación:

¿Por qué es necesario el periodismo científico?

Entiendo que el tema específico de esta entrevista es el tratamiento periodístico de la homeopatía y que por tanto cuando me pregunta sobre “periodismo científico” no estamos hablando tanto de ciencia en general o de ciencias como la astronomía o la geofísica, sino de ciencias en el ámbito de la salud. En ese sentido me gustaría dejar claro desde el principio que yo no creo que la salud pueda abarcarla la medicina –cualquier clase de medicina- ni la ciencia, sino que se trata de algo mucho más complejo que debe abordarse desde múltiples disciplinas y enfoques.

En relación con esto y sin pretender extenderme, es preciso aclarar también que la ciencia –entendiendo aquí, claro, que hablamos de la ciencia moderna occidental- es una herramienta de conocimiento pero no la única ni la más completa o compleja. El problema de fondo en el tema que nos ocupa es que ciertas personas y colectivos pretenden imponerla como única via posible de conocimiento, de modo que, para ellos, aquello que la ciencia no puede conocer simplemente no existe o se considera superstición, religión, magia, esoterismo o simplemente estafa. Por supuesto estos colectivos o personas no solo son fanáticos que el profesor Emmanuel Lizcano denomina “fundamentalistas científicos”, sino que no tienen ni idea de lo que es la superstición, la religión, la magia ni el esoterismo. 

Una segunda aclaración, en este caso sobre el periodismo y sobre mi mirada a la sociedad en la que estamos inmersos: todo en ella está de un modo u otro, en mayor o menor medida condicionado por relaciones de poder. Sin ánimo de ponerme a desarrollar esto que no es el propósito de esta entrevista, sí diré de modo casi telegramático que lo que hace falta es periodismo científico –y no científico- independiente, crítico y honesto, tanto como hace falta que la investigación científica y la formación científica sean independientes, críticas y honestas.

Aclarado esto, la respuesta se hace más fácil, casi evidente: es necesario el periodismo científico con las características que le he citado para ser conscientes de esas relaciones de poder y para combatirlas, puesto que la información crítica, el conocimiento crítico y el pensamiento crítico suponen un mayor margen de libertad y de felicidad. Esto, que vale para cualquier cosa en la que pensemos, en el terreno de la salud llega a convertirse en vital, incluso en literalmente vital ya que un enfoque u otro, una decisión u otra sobre nuestras vidas o las de nuestros hijos pueden significar la diferencia entre la salud y la enfermedad, la vida y la muerte. Y por si no ha quedado suficientemente claro, añadiré que, en general, el poder es el lado de la enfermedad y la muerte, y la oposición al poder, en la medida en que sea posible, es el lado de la salud y la vida.




¿Considera que la divulgación científica solo deben realizarla expertos científicos? ¿Por qué?

Creo que la divulgación científica crítica deben realizarla los expertos en divulgación crítica. Pero como sigo pensando que aquí hablamos de salud, esos expertos divulgadores deberán tener conocimientos de múltiples disciplinas y enfoques que atañen a la salud y por supuesto no pueden ser “expertos” en todo, pero es que la divulgación no es una tarea especializada sino todo lo contrario: se trata de acercar al gran público conocimientos que no pueden o no va a adquirir leyendo publicaciones especializadas. El punto clave aquí nuevamente es el poder, por eso insisto en “divulgación crítica”, porque la divulgación a secas ya sabemos lo que es: divulgación de lo que interesa al poder.

¿Cómo debe ser la comunicación científica para que la divulgación sea efectiva?

Siguiendo con el enfoque que he propuesto desde el principio, “efectiva” significa para mí que consiga que el gran público se replantee conocimientos, revise creencias, se pregunte cosas, encuentre nuevos caminos... y en definitiva, que se fomente el pensamiento crítico que capacite para tomar decisiones libres y fundamentadas. Lo que está muy claro es que la divulgación dirigida, controlada o influenciada por el poder no va a servir para eso, sino para que la gente continúe creyendo lo que interesa al poder, aceptando lo que le llega desde las instituciones del poder u otras controladas por él, e incluso defendiéndolo frente a las minorías críticas. Esto último sería “efectivo”, pero para los intereses del poder, no para los de la gente.

¿Los medios combaten la homeopatía o contribuyen a difundirla? 

Aplicando una vez más el enfoque de las relaciones de poder, es fácil comprender que los grandes medios, por el hecho de pertenecer a los grupos de poder y defender sus intereses no pueden hacer otra cosa que combatir la homeopatía; otra cosa es discutir si con esos ataques contribuyen igualmente a difundirla y en qué medida. Por otra parte, muchos medios no tan grandes y que se presentan como independientes y llevan a cabo un encomiable trabajo crítico en terrenos como la política o la economía, se han alineado en los temas de salud y medicina con los intereses del poder. De modo que solo puede esperarse algo de información crítica o simplemente respetuosa con disciplinas como la homeopatía en un reducido número de medios, fundamentalmente digitales y especializados en temas de salud holística o alternativa.




¿Qué tratamiento deberían darle los medios de comunicación a la homeopatía?

Vivimos en el mundo que vivimos. Eso significa reconocer que los grandes medios dan a los temas el tratamiento que su línea editorial exige en función de los intereses de los grupos de poder a los que pertenecen. No hay más que leer los libros de Pascual Serrano sobre el tema para conocer con pelos y señales lo que la mayoría sospecha o intuye. En este contexto, solo cabe hacer uso de los medios alternativos o de contrainformación para que la gente pueda disponer de información crítica y llegar a sus propias conclusiones. Esa es la labor que procuro hacer desde hace años en diferentes planos y sobre temas más o menos relacionados con la salud, la medicina o la ecología. Por supuesto que enfrentarse a la influencia de los grandes medios es una labor muy dura e ingrata, pero al menos duermo con la conciencia tranquila.

¿Quiénes considera que son los responsables de la mala fama de la homeopatía?

Los ataques contra la homeopatía comenzaron hace más de un siglo en Estados Unidos cuando la medicina “alopática” o moderna se dio cuenta de que podían perder protagonismos y comenzaron a organizarse fundando la Asociación Médica Americana y otras organizaciones. Esto es una nueva versión de aquellos ataques pero adaptado a los tiempos.

¿Se encuentra con dificultades o reticencias a la hora de publicar un artículo que esté a favor de la homeopatía?

Personalmente no encuentro dificultades ni reticencias para escribir lo que quiero, pero eso es porque trabajo para medios independientes, críticos y honestos, que son las características que vengo repitiendo. Estoy prácticamente seguro de que ninguno de los grandes medios o incluso de los pequeños a los que he aludido antes publicaría las cosas que escribo sobre salud y medicina. Y añadiría que mis planteamientos, por ser radicales –en el sentido de que van a la raíz- se verían (y de hecho se han visto alguna vez) en apuros para aparecer en medios especializados en salud alternativa debido a la “caza de brujas” que se ha desatado en este terreno.

¿Cree que lo que difunden los personajes públicos tiene más impacto que lo que podrían difundir los profesionales de la información?

Creo que sobre todo suelen ser impactos de mucha intensidad inicial pero de corto recorrido. Claro que hay una diferencia: si lo que publicitan estos personajes públicos son consignas del poder, se verán reforzadas.




Preguntas sobre el interés 
científico de la sociedad:

¿Considera que la sociedad tiene el suficiente interés científico? ¿Por qué?

Como Ernesto Sabato, creo que la gente de a pie cree más en la ciencia cuanto menos entiende los conceptos científicos. Eso, junto con la reducción de lo científico a lo tecnológico y por tanto a las aplicaciones prácticas, hace que la ciencia se haya instalado en un lugar privilegiado que a su vez es utilizado por el Poder como discurso de legitimación, especialmente en el terreno de la medicina. De ahí la insistencia en hablar de “medicina científica”, como si ese adjetivo fuese un aval absoluto.

¿Qué pueden hacer los medios para fomentar el interés científico de la sociedad?
¿Cuál cree que es el papel de los medios de comunicación en la educación científica de la sociedad?


Creo que estas dos preguntas se responden solas repasando lo que he dicho antes sobre los medios y las relaciones de poder: en tanto que herramientas de poder, los grandes medios van a explotar y legitimar el discurso de la ciencia como metadiscurso de poder, mientras que, por el otro lado, los medios de contrainformación tendrán que decidir si apoyan ese discurso en el terreno de la salud-medicina o, como hacen en otros terrenos –economía, política, ecología, género- se oponen al discurso del poder y plantean un contradiscurso que pueda ayudar a la gente a escapar de la trampa de la medicina moderna farmacológica, responsable de la mayor catástrofe iatrogénica que conocemos.





REFERENCIA:

Título del trabajo: La difusión de pseudoterapias en los medios de comunicación: el caso de la homeopatía en El País Semana, La Ventana y El Programa de Ana Rosa entre 2016 y 2018.
Autoras: Alicia Calvo Hernández, Carla Colmenero Rodríguez, Ana María Criado Calvo y María Agustina Gómez Reggiani. 3º Periodismo y Humanidades. Grupo 61.