miércoles, 22 de diciembre de 2021

Wilhelm Reich: Un científico rebelde contra la dictadura médica que amenaza la vida

Comparto el texto íntegro del artículo publicado en el número 78 (Octubre 2021) de la revista italiana Scienza e Conoscenza con motivo del relanzamiento por la Editorial Macroedizione de las traducciones italiana y francesa de mi libro Wilhelm Reich, inspirador de rebeldía (publicado originalmente en castellano por la Cauac en 2017.




Wilhelm Reich: Un científico rebelde contra 
la dictadura médica que amenaza la vida


“Hay algo que no falla y es la convicción de que únicamente los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana. Porque a medida que nos relacionamos de manera más abstracta, más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios”.

Ernesto Sabato. La Resistencia.


Dramáticas palabras por lo que tienen de profético escritas hace más de veinte años. Pocos podrán dudar de que estamos inmersos en una crisis sin precedentes que afecta a la totalidad del planeta y que no deja resquicio para escapar a la minoría de personas que por una razón u otra nos hemos hecho conscientes de la agresión brutal contra la humanidad que se desató en diciembre de 2019.

Por su propia naturaleza, es imposible comprender lo que está sucediendo desde una perspectiva médica o biológica, incluso científica en el sentido amplio de la palabra.

Estamos ante una herramienta de poder que solo puede analizarse desde una perspectiva global que incluya la mirada sociopolítica y el análisis de las relaciones de poder.

Y como suele suceder en estos casos, el reto no es explicar por qué mandan los de Arriba, sino por qué obedecen los de abajo, y la clave nos la dio Wilhelm Reich hace casi cien años, en un libro publicado originalmente en 1933 y ampliado años después, un libro que fundó una disciplina dedicada a la psicología social y que sigue siendo fundamental para entender el comportamiento de las sociedades humanas, incluyendo la aceptación resignada de la violación de derechos fundamentales y la agresión contra nuestra salud y nuestra vida. Se trata de Psicología de Masas del Fascismo que en un principio se refería al ascenso del nazismo en Alemania y que posteriormente Reich extendió a cualquier régimen político autoritario incluyendo la URSS y Estados Unidos.

MI “ENCUENTRO” CON REICH

Teniendo yo 17 años me encontré con un libro de cubierta aburrida y muy deteriorado perteneciente a la Biblioteca de Psicología Profunda de la Editorial Paidós cuyo título llamó mi atención por lo enigmático: La función del orgasmo. El descubrimiento del orgón. Aunque entendí bien poco de lo que allí se decía, el tono peculiar del texto —entre diario vital, reportaje científico y crítica filosófica— hizo que quedara fascinado para siempre por su autor: Wilhelm Reich.

Reich me llevó a A. S. Neill y su visión radical de la educación, lo que me impulsó a seguir magisterio y a desarrollar una vida profesional llena de contradicciones al convertirme en funcionario educativo estando totalmente en contra de la tarea que se supone debía realizar y del modo de realizarla. Pero además, la lectura de las obras de Reich —las pocas que en aquellos años se habían traducido al castellano— me impulsó a explorar una multitud de caminos en los campos de la educación, la ecología y la salud, lo que terminaría determinando mi actividad durante más de 25 años como escritor de investigación.

Pero la cosa no termina aquí. De alguna forma Reich ha venido influyendo en mi vida desde aquel 1977 y le debo sin duda la forma en que me he relacionado y me relaciono con mis hijos así como mi aproximación crítica a la realidad, mi rebeldía, mi cuestionamiento sin concesiones de la autoridad en todos los sentidos.

Se puede decir que Reich fue el primero de un puñado de autores que he ido conociendo, con los que he ido dialogando y que finalmente he ido guardando en una especie de “caja de herramientas” que utilizo habitualmente en mi trabajo de investigación social conectada con la salud, la enfermedad, la medicina, la biología y la vida en su sentido más amplio.

De hecho, el descubrimiento clave de Reich fue la presencia constante de la energía de la vida fluyendo en todas partes y conectando cada ser vivo con el cosmos. Esa energía, que Reich denominó Orgón, era al mismo tiempo la energía que tradiciones ancestrales habían llamado Ki o Prana, la fuerza de la que venían hablando las corrientes vitalicias y la Líbido que Freud concebía de un modo casi metafórico.

Reich consiguió hacer visible esa energía que relacionaba sus primeras inquietudes sobre la concepción freudiana de la neurosis, su teoría sexual, sus preocupaciones sociopolíticas, sus experimentos sobre el origen de la vida, su concepto de salud y enfermedad y la importancia crucial de la autorregulación en la crianza. Si fue perseguido hasta su muerte fue porque su lucidez ponía en peligro el statu quo de los poderosos al desvelar el origen del sufrimiento y de la sumisión.




EL ORIGEN DE LA OBEDIENCIA

La respuesta de Reich al enigma de la obediencia fue tan simple como profunda: “todo orden social produce en la masa de sus componentes la estructura de carácter que necesita para alcanzar sus fines” y puesto que los fines de la minoría en el poder consisten básicamente en mantenerse donde están, controlar al resto y disfrutar de sus privilegios, la estructura de carácter que necesitan es la sumisión, la obediencia, la incapacidad crítica…

Los antiguos helenos de las polis clásicas llamaban “ἰδιώτης” (“idiotés”, “idiota”), a los ciudadanos que no acudían a la asamblea y por tanto dejaban a los demás la decisión de los asuntos públicos. Por su parte, Reich, en su libro Escucha, pequeño hombrecito utiliza una expresión más precisa y radical: “esclavos de no importa quien”.

Es cierto que el falso relato en torno al coronavirus y el miedo que lo acompaña como ingrediente inexcusable, se ha impuesto por la manipulación de unos grandes medios de comunicación al servicio de grupos de poder que dominan el mundo, pero eso no es posible conseguirlo con miles de millones de personas si no existe una condición previa: que esas personas hayan sido moldeadas para aceptar cualquier cosa por absurda que sea y por mucho que pueda perjudicarles a ellos o a sus hijos. La manipulación y la mentira son reales pero no bastan; la presión y la amenaza no son suficientes; el miedo y la incapacidad para rebelarse no son fruto de la improvisación, son elementos que se implantan desde el mismo momento en que los seres humanos son concebidos. Solo así cumplen su función al servicio del poder.

Los idiotas son pues el paradigma de la dejación, que juega un papel fundamental en nuestra historia, de hecho, la inmensa mayoría no es ignorante, por el contrario sabe lo que tiene que saber, es decir, lo que está mandado que sepa. La mayoría son más bien idiotas, es decir, pasivos, acríticos, incapaces de hacerse preguntas y tomar decisiones. Una vez fabricado el ciudadano idiota, esclavo de no importa quien, no existe dificultad especial en conseguir que acepte como dogma cualquier cosa por absurda que pueda ser.

FUNDAMENTALISMO CIENTÍFICO

Como explicaba el mismo Ernesto Sabato, el ser humano está más dispuesto a creer algo cuanto menos lo entiende, de modo que el discurso de la ciencia, controlado por el poder, progresivamente más abstracto y especializado, ha conseguido imponerse como discurso de verdad que la inmensa mayoría acepta sin discusión, dándose así la paradoja de que el método científico que se presentaba como contrapartida de la religión y las creencias se ha convertido él mismo en una creencia universalmente aceptada.

Durante los siglos de desarrollo de la ciencia moderna, el debate sobre el conocimiento de la naturaleza enfrentó las explicaciones teológicas, mágicas, sobrenaturales, con las materialistas, objetivistas y positivistas representadas por el método científico. Pero Reich encontró y desarrolló un camino intermedio para la observación, la experimentación científica y la elaboración de teorías, un camino que utiliza los elementos racionales del método científico pero sin caer en el mecanicismo, lo que le permitió señalar los errores de las dos posiciones extremas y mantener a lo largo de su vida un eje central de coherencia que conectaba sus descubrimientos entre sí y con el propio método de investigación.

Para Reich, el ser humano acorazado es un individuo-máquina que percibe las cosas desconectadas de modo que su concepción de la naturaleza y de los seres vivos no puede ser más que mecanicista, su pensamiento y las herramientas que construye para experimentar son mecanicistas y él mismo se concibe con una pieza de esa gigantesca máquina que sería el universo. Ese individuo-máquina no puede comprender el movimiento que es la esencia de lo viviente. De ahí que la ciencia moderna, huyendo del misticismo haya caído en el mecanicismo que ignora lo esencial de la vida: las emociones y el movimiento, el flujo y la pulsación.

Reich plantea que únicamente desde el contacto con lo vivo puede entenderse la vida. Por eso denominó a ese método funcionalismo orgonómico: orgonómico porque es la energía orgánica la que está en la base de todo lo vivo, y funcionalismo porque es precisamente el hecho de que todos los seres vivos funcionen con leyes comunes lo que facilita la conexión de un organismo vivo que investiga y busca respuestas con otros organismos y con la naturaleza en sí misma.

Ese método y su descubrimiento clave: la energía orgónica, le permitieron replantear toda su visión del psicoanálisis, de la sexualidad, de la psicología social y de la autorregulación como elemento básico de construcción de la armonía social y natural, y de la prevención del sufrimiento humano.

Las implicaciones de la energía orgánica en la salud y la enfermedad lo llevaron igualmente a cuestionar los dogmas que la investigación biomédica estaba imponiendo desde principios de siglo: la Teoría Microbiana de la Enfermedad y su complemento, la idea de Inmunidad, una teoría jamás probada aunque impuesta por motivos de poder y que ha servido de base para un concepto de salud pública basado en la paranoia del contagio que actualmente justifica todas las medidas que conculcan derechos y libertades fundamentales e imponen una dictadura sanitaria a nivel mundial.

Así, los descubrimientos de Reich podrían haber cambiado el mundo, y aún estamos a tiempo de aprovechar esta crisis para ponernos a la tarea: qué otro sentido tiene una crisis si no es precisamente el de provocar, facilitar, inducir, crear las condiciones para un cambio radical…

REICH: UNA ESPERANZA PARA EL FUTURO

A pesar de la enorme variedad de campos de investigación que abrió Reich o que contribuyó a ampliar, profundizar o conectar entre sí, toda su obra puede resumirse en una celebración de la vida, un intento de comprenderla, de contribuir a respetarla y protegerla, hasta el punto de descubrir la propia energía de la vida que denominó “orgón” y que conecta todos sus trabajos, sus preguntas y sus posibles respuestas.

Y a partir de esas preguntas y respuestas podemos comprender dos aspectos claves de la pandemia lanzada por la OMS siguiendo los dictados de sus dueños, la ínfima minoría que domina el mundo:

Por una parte, la cuestión científico-médica: las investigaciones de Reich en el campo de la biología permiten comprender el error mecanicista y la falsedad de la teoría que culpa a los microbios de las enfermedades a partir de unos hallazgos con los que Reich abrió la puerta a una visión simbiótica de los microbios como claves del origen de la vida.

Por otra, la búsqueda social de Reich conectada con la represión individual que utiliza como herramienta la familia autoritaria castradora, nos permite entender el origen de la sumisión, del sufrimiento emocional, de la propia maldad humana desde los orígenes de la civilización.

La medicalización del embarazo y del parto, la separación de las criaturas desde el momento mismo de nacer y durante todo el período que Reich denominaba “período crítico biofísico” durante el cual el bebé continúa siendo un feto a pesar de haber salido del vientre materno, las distorsiones durante la crianza que provocan la formación de la coraza impidiendo el contacto natural o saludable con uno mismo y con el exterior y crea una situación de carencia emocional y alteraciones en el desarrollo biofísico que se intensifica en los años posteriores, tanto en la etapa familiar como a través de la intervención de la escuela y sus múltiples versiones de educación represiva, creando así el ciudadano obediente, pieza perfecta de la maquinaria social al servicio del poder tal como han expuesto en detalle Casilda Rodrigañez y Ana Cachafeiro en su libro La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente.




UN APUNTE FINAL SOBRE EL KALI YUGA

Todas las civilizaciones concibieron la historia como algo cíclico con períodos de luz y oscuridad, fases en las que predomina la espiritualidad, la armonía y el equilibrio, y fases en las que domina lo material, la confrontación y el desequilibrio. La tradición hindú denomina a este último período Kali Yuga, la edad oscura, en cuyas etapas finales nos hallamos actualmente según los estudiosos de la tradición como René Guénon, lo que significa que muy posiblemente estemos viviendo el final de un ciclo y quizá —quién sabe— asistamos al comienzo de uno nuevo, o puede que lo hagan nuestros hijos o nuestros nietos.

Concentrando toda su obra en unas pocas palabras que nos alienten en estos tiempos de incertidumbre podríamos decir que se trata de recuperar nuestra parte salvaje y animal precisamente para sentirnos más humanos, para conectar con los ritmos naturales y la espontaneidad de lo vivo.

Una transformación radical desde el mecanicismo a la orgonomía, a la pulsación de la vida, que acabe con el fundamentalismo científico imperante; desde la antibiosis a la simbiosis que destierre para siempre la teoría microbiana y nos enseñe a convivir con nuestros microbios que han sido la clave del origen de la vida y que siguen siendo fundamentales para la salud y el mantenimiento de nuestro equilibrio interno; desde la represión a la autorregulación que supondría el fin de los idiotas y el retorno de la ética aristotélica y su búsqueda del bien supremo como fin de la política entendida como la gestión de los asuntos de la polis, de los grupos humanos… y en definitiva, una transformación desde el totalitarismo sanitario, la corrupción, los sobornos y el control de los organismos públicos de salud a la autonomía y capacidad de decisión de la gente sobre nuestra propia salud, no como una concesión que se pueda limitar o incluso retirar si interesa al poder, sino como un derecho básico intocable: en vez de un pasivo “consentimiento informado” una activa “decisión informada”.

Quizá las ideas y los descubrimientos de Reich sufrieron un rechazo tan terrible y radical porque eran la semilla de un nuevo ciclo de la humanidad y debían esperar su momento.

Ese momento ha llegado.


BIBLIOGRAFÍA BÁSICA Y LECTURAS RECOMENDADAS

    • García Blanca, J. Wilhelm Reich: Il genio dell'energia orgonica e della liberazione sessuale. Macro Edizioni, 2018.
    • Reich, W. The Mas Psychology of Fascism. Farrar, Straus and Giroux. 1998.
    • Reich, W. Listen, Little man! Farrar, Straus and Giroux, 2013.
    • Reich, W. Children of the Future. Farrar, Straus and Giroux, 1983.
    • Rodrigañez, C. y Cachafeiro, A. La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente. Cauac Editorial Nativa, 2020.
    • Sandín, M. Pensando la evolución, pensando la vida. Cauac Editorial Nativa, 2019.
    • Manrique, M. Ciclos Cósmicos de la Humanidad

Información básica para un análisis crítico de la crisis COVID:
    • García Blanca, J. Mi investigación de la falsa pandemia
    • Lanka, S. Artículos sobre la Corona-crisis y el desmontaje de la Virología (WissenschafftPlus)
    • Botinas Montiel, Ll. Llamamiento a la acción adecuada: actuemos para ganar