miércoles, 6 de julio de 2016

El peligro de las ecografías

Hace unos días me topé con un local de esta cadena: ECOX 4DPrenatal. Para quien no lo sepa, esta empresa anuncia ecografías en 4D, es decir, vídeos de alta calidad realizados mediante ultrasonidos.


En su publicidad y en respuesta a la pregunta sobre si esta técnica es perjudicial, contestan: 

“NO. La ecografía se realiza mediante ultrasonidos y es una técnica que se lleva utilizando desde hace 35 años. Es indolora, inocua y segura tanto para la madre como para el futuro bebé”.

A la pregunta ¿en qué momento debo realizar mi ecografía? responden que en las semanas 11/13, 16/17, 22/23, 27/30, 32/34 y 37/40.

En cuanto a la duración de los vídeos, es decir, al tiempo de exposición a los ultrasonidos, ofrecen la sesión mini de 15 minutos, la básica, de 30 minutos y una sesión “integra” cuya duración no se especifica. Además, incluyen la garantía siguiente: “Repetimos la sesión sin coste si tu bebé no se deja ver”.

Es cierto que existen ciertas advertencias sobre este tipo de ecografías denominadas “de recuerdo” por el hecho de no realizarse por personal médico. Pero incluso en esos casos se refuerza la idea de que las ecografías no son peligrosas. Así se expresa, por ejemplo la web Ecografía4d:

“¿Tienen algún peligro? Para no alarmar a nadie, la respuesta simple es no, aunque con algunas puntualizaciones. La ecografía es una técnica no invasiva que no utiliza radiaciones ionizantes, a diferencia de los rayos X o la gammagrafía”.

Y citando al Dr. Shahram Vaezy, ingeniero biomédico: “Aunque no hay pruebas de que haya perjuicio alguno a causa de las imágenes de ultrasonido y los monitores de ritmo cardíaco, es importante que se haga un uso prudente de estos dispositivos, por parte de prestadores de servicios de salud capacitados”.


Y esto es lo que escribe Lola Rovati, editora y coordinadora de Bebesymás: “Es una técnica sencilla, inocua e indolora. No implica una radiación ni exposición, por lo que es una práctica segura tanto para la embarazada como para el bebé. No se han demostrado efectos adversos ni para el bebé ni para la madre, aunque se recomienda no abusar de su uso y realizar solamente las que el médico considere necesarias”.

Por su parte, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos dice en referencia a las ecografías durante el embarazo: "Riesgos: Las técnicas de ultrasonido actuales parecen ser seguras. La ecografía no involucra radiación".


LA EVIDENCIA CIENTÍFICA DEMUESTRA 
QUE LAS ECOGRAFÍAS SON PELIGROSAS

Recientemente, he entrevistado al periodista de investigación estadounidense Jim West que acaba de publicar un libro en el que recoge más de cincuenta estudios científicos sobre ultrasonidos que ponen de manifiesto los peligros para la salud, tanto por los daños directos que pueden causar como por el hecho de que alteran las membranas celulares potenciando el efecto tóxico de antibióticos, vacunas y otros fármacos.

Del análisis de los más de cincuenta estudios publicados se desprende lo siguiente:

-- Las máquinas de ultrasonido para diagnósticos médicos contienen cristales piezoeléctricos que al ser estimulados por electricidad emiten ondas sonoras de alta frecuencia no ionizantes que no pueden ser percibidas por el oído humano; las ondas rebotan sobre estructuras corporales y retornan creando imágenes mediante un convertidor que traduce la intensidad y los tiempos de retorno.

-- Las máquinas de ultrasonidos se utilizan habitualmente en anestesiología, cardiología, gastroenterología, urología, pediatría, ginecología, neonatología y obstetricia, entre otras muchas especialidades médicas, considerándose inocuas.

-- Existe una regulación de su intensidad medida en miliwatios por centímetro cuadrado (mW/cm2) y su duración, pero esta regulación es incorrecta.

-- En 1991, la FDA elevó la intensidad máxima de esas máquinas de 94mW/cm2 a 720mW/cm2. ¿Por qué? Pues porque a mayor intensidad se obtiene una mejor calidad de imagen y los fabricantes presionaron para poder competir con “mejores” aparatos.

-- Las autoridades médicas afirman públicamente que no hay riesgos puesto que no existen estudios en humanos que lo hayan demostrado, aunque algunos expertos sí que advierten de la posibilidad de peligros.

-- En Estados Unidos y Europa no se han realizado estudios adecuados para valorar posibles problemas y las pocas iniciativas se ignoraron o se paralizaron retirando la financiación.

-- Entre 1988 y 2011 se realizaron en China estudios con humanos: en el libro Prenatal Ultrasound, Jim West presenta y comenta 48 estudios y 10 revisiones en los que participaron unos cien científicos y 2.651 mujeres que habían decidido abortar voluntariamente y se sometieron antes a diagnósticos de ultrasonidos controlados, revisándose posteriormente los abortos mediante análisis bioquímicos y microscopía electrónica.

-- En los estudios se emplearon intensidades muy bajas –en un rango entre menos de 1mW/cm2 y 124mW/cm2- y tiempos muy reducidos (entre 3 y 30 minutos). Téngase en cuenta que la mínima intensidad empleada actualmente en las clínicas y hospitales es de 35mW/cm2, pero la FDA permite exposiciones de hasta 720mW/cm2 con los límites de tiempo a criterio del operador. En cualquier caso hay enormes variaciones según las marcas y los tipos, y la mayoría de los fabricantes no especifican las intensidades de sus máquinas.


-- La intensidad se mide en el agua introduciendo la máquina y un micrófono. Para calcular la intensidad que llega al feto y teniendo en cuenta que una parte la absorben los tejidos de la madre se aplica una fórmula de atenuación de modo que los fabricantes dicen que si el aparado emite 9.000mW/cm2, calculan que al feto le llega la intensidad permitida por la FDA. Sin embargo, los estudios realizados en humanos han demostrado que esto no es así: el libro de West documenta casos en los que se ha llegado a una intensidad de 900, 5.000 e incluso ¡9.080mW/cm2! Como cifra comparativa, en un estudio llevado a cabo en 1987 se provocó una mielinización disfuncional en ratas con ultrasonidos de una intensidad de 0,135mW/cm2.

-- Los resultados de estos estudios confirman los estudios realizados con animales en occidente demostrando que incluso con intensidades muy bajas se puede causar una serie de trastornos, algunos muy graves: Trastornos del espectro autista, TDAH, enfermedades oftalmológicas, malformaciones, enfermedades de la piel, alergias, ictericia, corioamnionitis, cánceres infantiles y restricción del crecimiento intrauterino.

Referencia: WEST, Jim. 50 Human Studies, in Utero, Conducted in Modern China, Indicate Extreme Risk for Prenatal Ultrasound: A New Bibliography. Harvoa Publishing, New York, USA, 2015.