viernes, 15 de abril de 2016

Desmontando el caso Olot (3)

Por tratarse de un caso especialmente mediático pero también extraordinariamente clarificador, reproduzco aquí en varias entregas, con permiso de nuestro editor, el capítulo 5 de la Primera parte del libro Vacunas: una reflexión crítica (Madrid, Ediciones i, Dr. Enric Costa Vercher y Jesús García Blanca). Animo especialmente en este caso a hacer comentarios críticos y a compartir reflexiones o preguntas en el grupo de facebook creado hace unos meses para debatir sobre el libro: Grupo de debate sobre libros.


(3) El hechizo de la palabra en sentido inverso. Olot 2015


Pero si eso ha sido posible… si ha sido posible la desaparición de una enfermedad porque erradicamos su nombre para siempre… ¿ sería posible que volviera la difteria a España si volviéramos a llamar a ese mismo cuadro, de amigdalitis aguda con placas, con el terrible nombre de difteria?... ¿sería posible volver atrás, revirtiendo el sentido de lo que pasó en los años sesenta?... ¿ Si volviéramos a nombrar a un cuadro de anginas con el nombre de difteria, ésta volvería a aparecer por el poder transformador del lenguaje?... por mucho que le pueda sorprender al lector, la respuesta es afirmativa… Y así ha ocurrido en España.

Se ha vuelto a producir la transformación en sentido inverso al de los años sesenta y, así, en este año de 2015 en que escribimos estas reflexiones, se ha producido el primer caso de supuesta difteria, en treinta años, en España; ha vuelto la difteria y concretamente se ha manifestado en un niño no vacunado de la ciudad de Olot… ¡vaya hombre, en un niño no vacunado!

Enseguida, todos los representantes de la sanidad oficial han salido en todas las televisiones del país vociferando dos mensajes mal intencionados y, desde luego, carentes de toda lógica pero con un interés espurio, que decían claramente dos cosas:

  • Lo primero que han dicho es que el niño de Olot ha sido la primera víctima de difteria en 30 años… por la sencilla razón de que no estaba vacunado… ¡No se había pronunciado la palabra difteria en España desde hacía treinta años! Pero esta vez alguien pronunció la palabra que había sido desterrada de la realidad, del lenguaje y de la práctica médica de estos últimos 30 años… y se volvió a producir el hechizo… y la difteria apareció en Olot. Lo explicaremos seguidamente.
  • Y lo segundo que han dicho, según esa lógica suya, es que los padres han sido los responsables por no haber vacunado a sus hijos. Éstos, desbordados por tremenda acusación, se han disculpado diciendo que habían seguido el consejo de algún médico o de algún colectivo de salud natural que les había aconsejado no vacunar al niño.




Debido a que el que escribe estas reflexiones es uno de esos pocos supervivientes médicos vitalistas que proponemos a nuestros enfermos que reflexionen sobre la necesidad de las vacunas, no voy a esconderme ahora que nos acusan colectivamente de ser responsables “ideológicos” de este caso de difteria.

Efectivamente este médico, humilde servidor de todos vosotros, como aquellos médicos vitalistas, siempre ha recomendado a sus pacientes que no se vacunaran, enseñándoles a la vez… que la mejor forma de prevenir cualquier tipo de enfermedad, es llevando una vida lo más natural y conforme a la naturaleza particular de cada uno, respetar y amar a la naturaleza y sus leyes, es decir, vivir higiénicamente y mantenerse lo más alejado  posible de conocidos tóxicos industriales que invaden todos los ecosistemas en que nos movemos… e incluimos, también como tóxicos, muchos de los medicamentos industriales y vacunas actuales.

Aclarada cual es nuestra visión y práctica de la medicina, volvamos al caso de difteria declarado en España, el único declarado desde hace 30 años: Los técnicos que han llevado el caso, lo primero que han tenido que buscar según su propio protocolo es el foco de infección; y no tardaron mucho. En unos pocos días encontraron varios focos y después lo hicieron público:

El foco de infección provenía de varias personas del entorno del niño que estaban vacunados; les llamaron portadores sanos y explicaron que éstos vacunados habían transmitido el bacilo asesino al niño no vacunado. Llegados a esta conclusión volvieron a cargar, en todos los medios de comunicación, contra los irresponsables padres que no vacunan a sus hijos.



Desmontando el caso Olot
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