(3) El hechizo de la palabra en sentido inverso. Olot 2015
Pero si eso ha sido posible… si ha sido posible la
desaparición de una enfermedad porque erradicamos su nombre para siempre… ¿
sería posible que volviera la difteria a España si volviéramos a llamar a ese
mismo cuadro, de amigdalitis aguda con placas, con el terrible nombre de
difteria?... ¿sería posible volver atrás, revirtiendo el sentido de lo que pasó
en los años sesenta?... ¿ Si volviéramos a nombrar a un cuadro de anginas con
el nombre de difteria, ésta volvería a aparecer por el poder transformador del
lenguaje?... por mucho que le pueda sorprender al lector, la respuesta es
afirmativa… Y así ha ocurrido en España.
Se ha vuelto a producir la transformación en sentido inverso
al de los años sesenta y, así, en este año de 2015 en que escribimos estas
reflexiones, se ha producido el primer caso de supuesta difteria, en treinta
años, en España; ha vuelto la difteria y concretamente se ha manifestado en un
niño no vacunado de la ciudad de Olot… ¡vaya hombre, en un niño no vacunado!
Enseguida, todos los representantes de la sanidad oficial
han salido en todas las televisiones del país vociferando dos mensajes mal
intencionados y, desde luego, carentes de toda lógica pero con un interés
espurio, que decían claramente dos cosas:
- Lo primero que han dicho es que el niño de Olot ha sido la primera víctima de difteria en 30 años… por la sencilla razón de que no estaba vacunado… ¡No se había pronunciado la palabra difteria en España desde hacía treinta años! Pero esta vez alguien pronunció la palabra que había sido desterrada de la realidad, del lenguaje y de la práctica médica de estos últimos 30 años… y se volvió a producir el hechizo… y la difteria apareció en Olot. Lo explicaremos seguidamente.
- Y lo segundo que han dicho, según esa lógica suya, es que los padres han sido los responsables por no haber vacunado a sus hijos. Éstos, desbordados por tremenda acusación, se han disculpado diciendo que habían seguido el consejo de algún médico o de algún colectivo de salud natural que les había aconsejado no vacunar al niño.
Debido a que el que escribe estas reflexiones es uno de esos
pocos supervivientes médicos vitalistas que proponemos a nuestros enfermos que
reflexionen sobre la necesidad de las vacunas, no voy a esconderme ahora que
nos acusan colectivamente de ser responsables “ideológicos” de este caso de
difteria.
Efectivamente este médico, humilde servidor de todos
vosotros, como aquellos médicos vitalistas, siempre ha recomendado a sus
pacientes que no se vacunaran, enseñándoles a la vez… que la mejor forma de
prevenir cualquier tipo de enfermedad, es llevando una vida lo más natural y
conforme a la naturaleza particular de cada uno, respetar y amar a la
naturaleza y sus leyes, es decir, vivir higiénicamente y mantenerse lo más
alejado posible de conocidos tóxicos
industriales que invaden todos los ecosistemas en que nos movemos… e incluimos,
también como tóxicos, muchos de los medicamentos industriales y vacunas
actuales.
Aclarada cual es nuestra visión y práctica de la medicina,
volvamos al caso de difteria declarado en España, el único declarado desde hace
30 años: Los técnicos que han llevado el caso, lo primero que han tenido que
buscar según su propio protocolo es el foco de infección; y no tardaron mucho.
En unos pocos días encontraron varios focos y después lo hicieron público:
Desmontando el caso Olot
Entregas anteriores:
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