Quienes visitan la página de Podemos Terapias Naturales con
el ánimo de defender —algunos con sensatez; la mayoría con una agresividad más
o menos teñida de fanatismo— la medicina moderna occidental, acaban haciendo
preguntas muy parecidas sobre la “eficacia” de las terapias naturales.
Generalmente, se trata de preguntas retóricas ya que quienes las hacen parecen
estar muy convencidos de que las medicinas naturales no funcionan, no han
demostrado su eficacia y por tanto quienes las practican son estafadores y por
supuesto no deben ser incluidas en los sistemas sanitarios.
¿QUEREMOS CIUDADANOS OBEDIENTES AL SERVICIO DE LOS PODERES ESTABLECIDOS?
Como profesional de la enseñanza acostumbrado a impulsar en
mis alumnos el pensamiento crítico, el cuestionamiento de las “verdades”
establecidas, la inquietud de preguntar, de no conformarse con la primera
respuesta que encuentren, la costumbre de buscar distintos enfoques para los
problemas, compararlos, enfrentarlos, analizarlos, y buscar la opinión propia,
la visión libre de prejuicios y condicionamientos, considero positivo el debate
abierto, no solo para quienes participan, sino para quienes puedan seguirlo y
enriquecerse. Con ese ánimo hago el esfuerzo de participar en esta página y
procurar responder a los comentarios de unos y otros con la mayor honestidad y
rigor que me es posible, procurando compartir lo que he aprendido y
reflexionado en más de treinta años investigando temas de educación, salud y
ecología.
En este caso, he preferido no contestar a las preguntas
sueltas en varios hilos y centralizar la respuesta aquí, para evitar la
confusión que genera el que una serie de personas hagan preguntas
descontextualizadas que parten de su propia visión del problema y a las que no
se puede contestar por separado, primero porque son tan repetitivas que
responder a todos obligaría a estar repitiendo lo mismo y saltando de un hilo a
otro; segundo porque responder a preguntas concretas sin explicación previa
sería tanto como asumir el enfoque de quienes las hacen; y en tercer lugar
porque quienes estén leyendo el debate sin intervenir no tendrían manera de
aclararse asistiendo a un “bombardeo” de preguntas inconexas, repetitivas,
desordenadas y, en muchos casos, manipulando y tergiversando, o al menos,
incomprendiendo a quienes se interroga.
ACLARO ALGUNOS CONCEPTOS
—Denomino a la medicina que domina la mayoría de los
sistemas sanitarios actuales “medicina moderna occidental”. A veces complemento
con una serie de calificativos —cuya justificación sería muy largo de detallar
aquí: “reduccionista”, “mecanicista”, “industrializada”, “belicista”...
—Denomino “medicinas tradicionales” o “ciencias de salud
tradicionales” exclusivamente a las que se inscriben dentro de una tradición,
en el sentido estricto del término, como la medicina china, la ayurvédica y
otras similares.
—Al resto de las medicinas, terapias, técnicas,
disciplinas... las denomino por su nombre propio: homeopatía, naturopatía,
terapia craneo-sacral...
—Utilizo las denominaciones genéricas “medicinas naturales”
o “terapias naturales” para referirme a cualquier medicina o terapia —independientemente
de su antigüedad, origen, metodología específica— que cumpla la condición de
actuar a favor de la naturaleza, es decir, de favorecer los procesos naturales,
por contraposición a medicinas o técnicas que actúan en contra de la naturaleza,
es decir, bloqueando, reduciendo o estorbando los procesos naturales. Conste a
modo de aclaración que esta división no implica un criterio absoluto de
elección ante situaciones concretas.
—Entiendo que una cosa “funciona” cuando cumple con el
objetivo para el que se concibió. Obviamente, cada cosa debe ser juzgada en
función de ese objetivo y no de los objetivos de otra cosa, menos aún si es
cualitativamente distinta o peor aún, opuesta.
ES URGENTE UN CAMBIO RADICAL
Quienes piden que justifiquemos que tal o cual terapia
natural entre a formar parte del Sistema Sanitario, lo hacen desde un enfoque
ya dado. Su defensa ciega del modelo médico moderno los sitúa en un
enfrentamiento entre medicina moderna y terapias naturales. Yo no contemplo las
cosas así, ni siquiera creo que lo más importante sea hablar de medicinas o
terapias. En primer lugar hay que hablar de salud y de cómo cultivar nuestra
capacidad para responsabilizarnos de ella y tomar nuestras propias decisiones.
En este sentido, el análisis previo desborda el terreno de
lo científico-médico y entra en terreno cultural, social, político, económico.
Para conseguir el primer objetivo, es preciso conocer las relaciones de poder
que actúan en el campo de la salud y la enfermedad y actuar para desmontarlas o
al menos oponerse a ellas en lo posible.
A partir de ahí, podemos hablar de sistema de salud o
sistema sanitario, que en estos momentos se encuentra bajo la influencia o el
control de esos poderes: económico, político, académico, que condicionan su
concepción, su funcionamiento y el concepto de salud que se le traslada a la
mayoría. Quien sea capaz de juzgarlo sin prejuicios, encontrará que en mayor o
menor medida, estos sistemas están fracasando a la hora de ayudar a la gente. Y
desde luego, un cambio de políticas sanitarias que de verdad atendiera las
necesidades de la gente debería comenzar por una evaluación independiente de su
funcionamiento para poner en evidencia los errores a corregir.
Por mi parte, yo creo urgente y de extrema necesidad cambiar
ese enfoque. Es decir, parto de la idea de que los sistemas sanitarios
necesitan un cambio radical que debe empezar por el concepto de salud. Ese
principio debería ser el que determine los cambios que hagamos a todos los
niveles: de contenido, organizativos, de gestión... teniendo como meta un
sistema de salud público, holístico y autogestionado.
PARTIR DEL CONCEPTO DE SALUD
En estos momentos, los sistemas sanitarios y todo el modelo
médico dentro y fuera de él, parten de un enfoque de la salud que se
caracteriza por un reduccionismo mecanicista, una concepción estática de la
salud-enfermedad como cosas opuestas y en consecuencia una visión belicista de
combate a la enfermedad para conseguir la salud, en particular a partir de la
imposición sin pruebas de la Teoría Microbiana que desplaza radicalmente la
prevención de los hábitos de salud a las vacunaciones masivas y el tratamiento
de las enfermedades a la guerra química contra los microbios, todo ello con
gravísimas consecuencias a múltiples niveles.
De este modo, teniendo claro el objetivo a conseguir, será
más factible ponerse a pensar en los medios para conseguirlos. No se trata pues de decidir qué cosa debemos incluir en el actual sistema, sino qué concepto de salud tenemos para saber qué cosas sirven a nuestro objetivo y cuáles no, y con las que valen, construir un sistema radicalmente distinto. Que los estudios
clínicos son una herramienta valiosa sería absurdo negarlo; que son la única
herramienta admisible no es que sea absurdo o deshonesto, que también, sino que
iría marcadamente en contra de los objetivos propuestos.
No propongo, por tanto, desterrar los estudios clínicos
habituales, propongo gestionarlos de modo que se garantice su independencia y
situarlos en el lugar que le correspondan en función de su utilidad precisa y
limitada, y por tanto, sumándolos a otras herramientas que nos permitan
complementar nuestro conocimiento para poder valorar y tomar decisiones
adecuadas en función de nuestro objetivo que, como hemos dicho, no es
reduccionista sino global y por tanto debe proceder de una globalidad de
recursos derivados del conocimiento empírico, el razonamiento, la lógica, el
saber social acumulado, la filosofía, la capacidad de síntesis entre la
experiencia y lo racional, la memoria, la intuición... todo ello con la participación
de todos los implicados y complementado con las medidas necesarias para
contrarrestar la influencia y el control que actualmente ejercen los poderes
políticos, económico y académicos.
5 comentarios:
Fantástico artículo y comparto todo lo que dices y como lo expresas. enhorabuena por tu lucidez. Dentro de cincuenta o cien años se te hará justicia.
Muy interesante el articulo, y da por pensar aunque algunas cosas son (o deberían ser) obvias. Un saludo de parte de http://www.saludpublicaaragon.com/ esperemos ver mas artículos como este.
Gracias, Esther.
Pero tenemos que luchar entre todos no para que se me haga justicia a mí, si no para cambiar este sistema sanitario que nos mata.
Me alego que os guste, Salud Pública Aragón.
Claro que me he pasado por vuestra página y tendríamos un montón de cosas que debatir!
Venga, saludos a ambos
J
Hola Jesús. Compuse un poema con el cual es más fácil enterarse de los pormenores del fraude VIH-SIDA y mi comentario en facebook fue el siguiente: "Siguen con esa propaganda, como se demostró este año, durante un día o dos, si bien no es el disco rayado de cuando este negocio estuvo en su pleno apogeo, y por supuesto, nunca saldrá a la luz este gran engaño y se les seguirá contando a los alumnos de medicina la versión oficial, "única y verdadera" de este tema."
https://www.youtube.com/watch?v=Q7Wjg7CmnGQ&feature=share
Muy interesante el enfoque sobre este tema tan interesante.
Saludos
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