Hace pocos días que se han cumplido diez años del asesinato de Carlo Giuliani.
Cinco minutos para recordarlo mientras suenan Los muertos de Cristo:
Por mi parte, retomo aquí lo que escribí aquellos días en la revista digital Cadizrebelde:
Carlo Giuliani ha sido asesinado por mis enemigos
Carlo Giuliani es la expresión física del dolor de miles de seres humanos que sufren cada día las consecuencias de un modelo de sociedad injusto y criminal.
Su cuerpo desparramado entre el humo y los gritos ha permitido ver a los otros miles que mueren cada día lejos de las cámaras de televisión. La diferencia crucial es que él sí pudo elegir. Y lo hizo.
Carlo Giuliani es la materialización de la muerte como instrumento de dominación de los asesinos que gobiernan el planeta. Su sangre ha empapado la tierra y se ha filtrado en la Red hasta alcanzarnos a todos y alimentar nuestra rabia.
Carlo Giuliani es mi propia muerte.
Los dos balazos que penetraron en su cabeza han perforado también una parte de mí, permitiendo que escape, a borbotones, la indignación, la impotencia, la rabia por no haber estado a su lado, por no haber podido apoyarlo mientras se enfrentaba a un ejército de canallas con licencia para matar, por no haber podido consolar los últimos restos de su conciencia, recogerlo mientras lo abandonaba la vida y susurrar a su oído que no está solo, que los últimos instantes de su vida iban a ser eternos para muchos...
Carlo Giuliani es mi propia esperanza.
10 de agosto, 2001.
1 comentario:
"Dirás que soy un soñador, pero no soy el único", John Lennon
Descanse en paz
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